BEIRUT/ AP
Las fuerzas del presidente Bashar Assad amainaron el domingo por segundo día el bombardeo en el enclave opositor de la ciudad de Homs debido al establecimiento de monitores de la ONU, para la tregua en Siria, pero siguieron atacando con dureza otras áreas donde no hay observadores.
El emisario internacional Kofi Annan confió en que, pese a la persiste violación del cese el fuego que logró, un aumento en el contingente de observadores —de los ocho actuales hasta unos 300— permita terminar con los 13 meses de violencia en Siria y conduzca a conversaciones entre Assad y la oposición.
Las fuerzas de Assad han utilizado armas de grueso calibre con la intención de aplastar el levantamiento en su contra. En respuesta, algunos opositores han pasado de las protestas pacíficas a los ataques contra los soldados.
La violencia ha causado la muerte de unas 9 mil personas, de acuerdo con la ONU. Al menos 12 civiles y cinco soldados fueron muertos ayer domingo.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó el sábado un incremento de la misión de 300 observadores. El contingente operará durante al menos 90 días, pero el Consejo dejó en manos del secretario general de la ONU, la decisión final sobre la duración de la misión.
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