Por Jeniffer Castillo Bermúdez
En la casa el fomento de la lectura está casi ausente. En la escuela el mal uso del internet genera “cibercopiones” y en las calles hay profesionales sin creatividad. Sin embargo las bibliotecas, que están llenas de libros, no reciben muchos visitantes.
Yadira Rocha, representante del Consejo de Educación de Adultos en América Latina (Ceaal).
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Unos ven a las bibliotecas como sitios aburridos, que en los últimos años han sido sustituidos por el internet, y otros como un espacio de aprendizaje donde el Tío coyote y el tío conejo siempre está enseñando a los niños y niñas. Ayer hubo diferentes opiniones, pero todas festejaban el Día Internacional del Libro.
Para Pedro Alfonso Morales, escritor y docente de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), el problema de la lectura se agudizó con el uso de internet, que permite a los estudiantes “copiar y pegar” sus tareas.
Para Darling Vallecillo, presidente de la Asociación Nicaragüense de Bibliotecarios y Profesionales afines, el mal uso del internet ha generado “fraude” académico.
Los estudiantes en vez de leer y analizar textos en los libros “plagian” documentos que circulan en la red. Y los maestros, como tampoco leen con frecuencia, a veces ni cuenta se dan de la “trampa” estudiantil, de acuerdo con Molares.
Todo esto se arrastra desde la educación temprana, según Vallecillo, porque los padres y maestros no estimulan a los niños ni les enseñan a leer.
Por su parte Morales dijo que “en primaria se debería exigir la lectura, de tal manera que los bachilleres salgan de las escuelas con unos 50 libros leídos”.
La directora ejecutiva del Foro Eduquemos, Rosa María Vivas, dijo que la lectura comprensiva podría elevar el rendimiento académico.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el país apenas cuatro de cada diez alumnos que ingresan a la primaria consiguen sobrevivir al sexto grado de primaria. El resto se retira ante la dificultad que muestran con el aprendizaje.
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