No se puede escribir nuestra historia de los últimos cincuenta años sin mencionar al Frente Sandinista, ni se puede hablar del FSLN sin mencionar a Tomás Borge. Por ello no me sorprende el despliegue desarrollado por el Gobierno alrededor de sus honras fúnebres, ni las expresiones de dolor demostradas por los simpatizantes de su partido. Del Tomás Borge que abandonó sus estudios para luchar contra la dinastía de los Somoza, aún sin comulgar con sus ideas tengo forzosamente que respetarlo por la solidez de sus convicciones. Cuando se lucha contra una dictadura con las armas, todo se vale, siempre que ello debilite al dictador me dijo en una ocasión un compañero de Tomás, razonamiento que hoy comparto totalmente.
Del Tomás Borge, miembro del gobierno que sustituyó a Somoza en el poder, me voy a limitar a repetir frases que él mismo dijera en vida, después de la derrota electoral que sufrieran ante doña Violeta de Chamorro. Si mal no recuerdo en una ocasión pidió perdón al pueblo por los excesos que cometió mientras fue parte del Gobierno, en otra ocasión dijo: el poder que teníamos fue tanto que llegamos a creernos semidioses. Creo que esas frases reflejan su mea culpa por las vicisitudes que nuestro pueblo tuvo que sufrir durante esa época y no voy a ahondar más en ello, ya que a mi juicio la historia y los acontecimientos posteriores ocurridos alrededor del mundo, convirtieron en cosa juzgada la actuación del gobierno de Ortega en el siglo pasado.
Del Tomás Borge posterior al triunfo del FSLN en el 2006, podemos decir que con su actuación demostró que sus ideas políticas de antaño no habían variado un ápice, su deseo de construir una Nicaragua según su óptica política, lo hicieron no solo disimular, sino que también justificar los mismos excesos por los que una vez pidió perdón. Su frase de “no importa lo que tengamos que hacer pero jamás entregaremos el poder”, para los que adversamos al orteguismo, es una frase que resume todo lo que actualmente hacen desde el gobierno. Pero la idea de este artículo de ninguna manera es juzgar su actuación, sino más bien llamar a la reflexión a los que todavía quedan con vida y que desde el Gobierno, no solo están repitiendo los mismos “errores” de los ochenta, sino que también están cometiendo las mismas violaciones de las cuales en su momento acusaron a Somoza.
¿Cuánto tiempo considera Ortega y sus seguidores que tiene que pasar, para que desde la oposición se vuelvan a encubar otros Tomás Borge? ¿Qué los hace pensar que lo que un día un puñado de jóvenes iniciaron contra Somoza y que otros desde la Resistencia Nicaragüense hicieron a su vez contra ellos no se vuelva a repetir? Seguir insistiendo en una Nicaragua sometida a un poder absoluto, es seguir fomentando la división en nuestras familias. Solo el día en que los gobernantes respeten nuestras leyes y nuestra Constitución, dejaremos de llorar por separado a nuestros muertos, llámense Tomás Borge o cualquier otro. Por lo pronto que el comandante Tomás Borge Martínez descanse en paz y ojalá algún día nosotros también podamos vivir en paz.
El autor fue comandante de la Resistencia Nica.
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