Mentiras
La mentira es fundamento de los regímenes autoritarios. Se miente por conveniencia, se miente por temor y, muchas veces, se miente por puro gusto, porque ya es natural mentir. Por ejemplo, qué necesidad había de desmentir la gravedad del comandante Tomás Borge para luego, al anunciar su muerte, reconocer que Borge se encontraba en “estado de coma” desde que se decía que “gracias a Dios” se recuperaba “satisfactoriamente”. ¿Qué perdía el Estado, su partido o la misma salud de Borge si se decía la verdad? La verdad asusta.
Respuestas
Y tuvo que ser cubierta por una mentira, inútil por demás, la agonía de un hombre que insistía, de un tiempo acá, en que se había convertido en una persona que no decía mentiras. Yo no sé si Borge no decía mentiras, eso solo él pudo saberlo. Cuesta creerlo. Pero sí puedo dar fe como periodista, que Tomás Borge fue tal vez el único de los altos dirigentes sandinistas que acuerpan a Ortega, que estuvo siempre dispuesto a contestar nuestras preguntas. Eso hay que reconocerlo.
También en Venezuela
Si por los más altos funcionarios venezolanos fuera, Chávez sería un hombre sano, que venció el cáncer y que vivirá los próximos 100… qué cien ¡mil años! Pero muy a su pesar, los hechos muestran una realidad distinta. Un Chávez inflamado, sudoroso, al que se le tuvo que colocar un podio especial durante su visita al congreso venezolano, porque no podía sentarse. Un Chávez cada vez más deteriorado, que pasa más tiempo en Cuba recibiendo tratamiento que en Venezuela gobernando, y de quien se dice no llegará vivo a las elecciones que asegura ganará en octubre de este año.
El Mio Cid
En Valencia, España, pasó algo parecido pero en julio de 1099. Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid , cayó mortalmente herido por una flecha mientras revisaba las murallas de la ciudad sitiada. Sabiendo que se iba a morir pidió que embalsamaran su cuerpo y luego lo amarraran a su caballo Babieca, para dirigir la próxima batalla. Su muerte se guardó como un secreto que solo los cercanos conocían. Y así, muerto, ganó la batalla. ¿Esa es la intención de estas nuevas mentiras?
Reingeniería
Y ya que hablamos de muertos y mentiras, ¿vieron lo que pasó con la Convención del PLC? Se trata de un cuerpo que buscando cura al cáncer que lo mata, se toma una dosis de cianuro a ver si le cae bien. Y sorprende aún más escuchar a su nueva presidente, María Haydée Osuna, declarar que lo que sucedió ese domingo es la demandada “reingeniería” que debía salvar a ese partido, y que básicamente consistió en confirmar a Arnoldo Alemán como “el máximo líder”. Un cambio profundo. Saben de reingeniería estos del PLC.
Salvavidas
El PLC apuesta, sin embargo, a una sola posibilidad de sobrevivir: el zancudismo. Si no hay cambios en las condiciones electorales de Nicaragua, ningún partido que se precie de serio podría prestarse a participar, y así las cosas, Daniel Ortega necesitará armar su oposición “de mentiritas”, una a la que le regalen un par de alcaldías, las que con votos jamás podrían conseguir en una contienda limpia, y que por supuesto esté dispuesta a certificar la transparencia y justicia de los procesos que dirige el señor Roberto Rivas. Ese es el salvavidas que espera el PLC.
Opositores
El PLC tiene una ventaja sobre el resto de “opositores” que tiene el Frente Sandinista en su alacena, listos a entrar en acción si no consiguen otros opositores que quieran jugar con sus particulares y amañadas reglas de competencia. A diferencia de los Resistencia Nicaragüense, los Socialcristianos, los Alternativa por el Cambio, y otros más que ya han declarado públicamente su amor a Ortega, el PLC todavía puede seguir comportándose como esa amante vergonzante en la que se convirtió, que entra al cuarto por la puerta trasera, pero que en público hacen como que se pelean. A ver si todavía engañan a alguien.
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