El más grande relevista de la historia, Mariano Rivera, podría no volver a lanzar.
Después de romperse el ligamento cruzado anterior y el menisco de su rodilla derecha, mientras atrapaba elevados en los jardines, Rivera debió ser retirado del campo en un carrito de golf.
Y aunque David Robertson podría sustituirlo en su labor, nadie parece capaz de remplazar a Rivera, cuya personalidad irradiaba calma sobre el box y optimismo en la caseta de los Yanquis, donde siempre es necesario un factor de estabilidad.
Para los Yanquis y el beisbol en general, Mariano es algo más que un experto en cerrar partidos. No solo es el máximo salvador de la historia con 608 rescates, sino alguien que con su ejemplo, hizo que mejorara todo lo que estaba a su alrededor.
“Es el mejor lanzador que he visto”, dijo en un instante Joe Torre, exmánager de los Yanquis. “No solo por su habilidad para lanzar bajo presión, sino por la calma que pone sobre el clubhouse. Es una persona especial para nosotros”, agregó Torre.
Y ciertamente, una caída en Kansas City, no es el mejor escenario para su despedida del beisbol, mientras una profunda angustia se apoderaba de sus compañeros que luego perdieron 4-2 ante los Royals. Pero ¿quién sabe lo que ocurrirá en el próximo instante?
Por ahora solo queda esperar lo que determinan los médicos, pero se sabe que la lesión sufrida demanda una prolongada e incierta recuperación. Y mientras Robertson intenta salvar partidos, los Yanquis intentan tapar un hueco en el vestuario, que solo se cubre con el ejemplo.
Ojalá aún podamos volver a ver a Rivera sobre un box.
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