Wilder Pérez R.
La carretera que construyó Costa Rica junto al río San Juan de Nicaragua no lleva a ningún sitio. Fueron 40 millones de dólares que terminaron hechos lodo y, si el Gobierno costarricense insistiera, tendría que invertir mucho más solo en reparaciones. Para colmo, los funcionarios ticos sabían todo desde el inicio, pero continuaron.
Víctor Tercero, arquitecto nicaragüense y experto en medioambiente que previó las verdaderas pretensiones de Costa Rica con la carretera, dijo que las revelaciones hechas por el diario La Nación, sobre la falta de planificación de la carretera, “confirma que tiene una intencionalidad más allá de las características de un proyecto de transporte”.
Hace tres semanas un grupo de profesionales nicaragüenses reveló que la carretera junto a la frontera con Nicaragua, al sur del río San Juan, fue ideada para apoyar un canal interoceánico, tal como lo había adelantado Tercero a LA PRENSA en enero pasado.
Víctor Tercero dijo que Nicaragua debe mantener su disposición de ejecutar su derecho soberano de dragar el río San Juan.
No obstante, Tercero advirtió que no se deben repetir los errores de Costa Rica con un proyecto sin base científica, sino que, por el contrario, lanzar una licitación internacional para garantizar un trabajo ambientalmente sostenible.
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DAÑO SEVEROYA ESTÁ HECHO
Ayer La Nación hizo público que la viceministra del Ambiente de Costa Rica, Ana Lorena Guevara, decidió no evaluar los daños ambientales, “ahí no había posibilidad de prevención… ya el daño estaba hecho”, reconoció al diario costarricense.
Tercero comentó que “esa falta de previsión ambiental y la premura con que se hizo, en medio de la corrupción que le envolvía, indica que esa obra no tiene buen futuro, porque las condiciones del trópico húmedo van a afectarla severamente”.
La región por donde se desplaza el río San Juan es la más lluviosa de ambos países. En un mes de lluvia al sureste de Nicaragua puede caer todo el promedio de un año de algunos municipios de la zona seca del país.
“Costa Rica está en un tremendo problema porque, si la información que ha circulado a cerca de los costos de esa carretera, las reparaciones o rectificación requerirían de mayor financiamiento, de todos modos tendría que cumplir con las normas internacionales de ingeniería e impacto ambiental. No se vislumbra que se pueda utilizar, a menos que la rectifiquen con cuantiosas inversiones”, analizó Tercero.
Pero eso poco importó al Gobierno costarricense, que recorre las pasarelas del mundo con el rótulo de “país ambientalista”. Ahora los funcionarios ticos, encabezados por el vicecanciller Carlos Roberssi, cantan el “Yo no fui”.
“El Minaet (Ministerio del Ambiente, Energía y Telecomunicaciones) nos dijo que ellos podían… cada institución es responsable por su área y los demás aceptamos lo que nos propuso la viceministra Guevara”, dijo Roberssi a La Nación.
Lo que inició como una obra de intereses económicos, disfrazada de revancha por el dragado del río San Juan de Nicaragua, se está convirtiendo en un algo indeseable.
Nota completa de www.nacion.com
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