En el actual contexto socioeconómico, político e institucional de nuestro país es evidente la necesidad de promover, diseñar e implementar políticas públicas eficaces y costo efectivas que sean sustentables en el mediano y largo plazo, para ello se requiere planificar estrategias de construcción de consenso, en donde haya espacio para la interlocución y la convergencia de todos los actores políticos directos e indirectos que participan en el escenario político nicaragüense.
Obviamente, diseñar políticas públicas integrales que conlleven a reformas estructurales no es nada trivial. Todo lo contrario, es sumamente complejo. Pero siendo optimista y pensando que si algunos de los países de Latinoamérica han logrado implementar reformas integrales importantes que han incidido positivamente en el desarrollo socioeconómico, político e institucional de sus sociedades, por ejemplo en Chile —reformas macroeconómicas de estabilidad fiscal, previsión y protección social, transantiago, gobernabilidad y transparencia, desarrollo local, etc.— o Brasil —reformas macroeconómicas, protección social, reforma policial, política nacional de ciencia, tecnología e innovación, etc.— (Repetto, Fabián 2012 “Las políticas públicas y la reforma del Estado en América Latina”), por qué no lograrlo en Nicaragua, si los nicaragüenses somos personas muy capaces y está demostrado que cuando vamos a cualquier país del mundo por trabajo o estudio sobresalimos frente a los ciudadanos de otras naciones. Entonces, qué es lo que nos pasa, por qué no emprendemos el camino hacia la senda del desarrollo, y de una vez por todas empezamos a idear cómo formular políticas públicas que tengan como resultado soluciones óptimas y/o subóptimas a los principales problemas públicos que aquejan a nuestra sociedad, máxime cuando dichos problemas están plenamente identificados. Ejemplo, problemas políticos institucionales de gobernabilidad, democracia, transparencia y rendición de cuentas, justicia, participación ciudadana, desempleo, seguridad social, pobreza y exclusión social, seguridad ciudadana, etc.
Es una realidad que todos los problemas públicos antes mencionados están patentes en nuestra sociedad, por ende, requieren del diseño e implementación de políticas públicas que conlleven reformas estructurales de mejoras o cambios sustantivos al sistema. Ejemplo, urge una reforma integral e incluyente al sistema electoral, y no solo buscar parchar el problema con la reforma a unos cuantos artículos de la Ley Electoral. Urge una reforma estructural a las políticas sociales implementadas actualmente, dejando a un lado el populismo y el clientelismo político, por políticas públicas sociales diseñadas e implementadas con rigurosos procesos de focalización para que los beneficios lleguen a los sectores sociales más vulnerables, además, someter la política a verdaderos procesos de evaluación de impacto socioeconómico, con miradas a la implementación efectiva de futuras políticas sociales. También se necesita con urgencia una reforma estructural al sistema judicial, clave para el desarrollo del país.
Por falta de espacio no continúo describiendo otras reformas estructurales que se necesitan formular para encaminar nuestro país hacia la senda del desarrollo, y las cuales requieren fundamentalmente para su diseño e implementación de un factor endógeno que solo a los nicaragüenses nos compete aportar: voluntad política de los principales tomadores de decisiones del país.
En síntesis: sí y solo sí, con voluntad política de los principales actores políticos del país es que se pueden construir consensos incluyentes que conlleven a promover, diseñar e implementar políticas públicas eficaces y eficientes en beneficio de la sociedad nicaragüense.
El autor es máster en políticas públicas. Universidad de Chile.
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