José Adán Silva
Y 22 años después, el corrupto sigue ahí. Vivo y lozano.
Débil y lenta constitución de lo público y baja capacidad de regulación social del aparato estatal.
El comportamiento de élites y grupos de poder que han recurrido a la corrupción no solo como mecanismo de acumulación sino de negociación de conflictos políticos
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Dos nuevos estudios elaborados por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas y el Centro de Investigaciones de la Comunicación, con el auspicio de la agencia USAID de Estados Unidos, revelan que el fenómeno de la corrupción en Nicaragua ha estado permanentemente enquistado en la estructura del desarrollo histórico del país, contada a partir del fin de la guerra civil de 1979-1990.
Desde el primer gobierno de 1990, hasta el último de 2007-2011, que sigue en el poder ilegítimamente tras un fraude electoral, no ha habido período de administración pública que no ha haya sido manchado por actos de corrupción.
Según los estudios Mapas de corrupción en Nicaragua y Un enfoque sistémico para el análisis de la corrupción en Nicaragua , las actuaciones anómalas de personajes de sectores públicos como privados, ha provocado daños al tejido social del país tanto de manera económica, como moral.
Citando a un estudio del Instituto del Banco Mundial, denominado El precio de la corrupción , las nuevas investigaciones del Ieepp y Cinco, concluyeron que pese a lo difícil que significa cuantificar la corrupción, solo entre 1990 y 2006 el daño provocado por la falta de probidad la corrupción se estimó en promedio de 34.6 dólares por persona al año.
Cada año dejó, de acuerdo al estudio, un promedio de daños anuales por 183 millones de dólares por causa de la corrupción.
Los estudios analizan el fenómeno y señalan que el origen del mal que azota al país, entre otras explicaciones, está en su historia: “La historia política del país ha estado marcada por el predominio del conflicto y por la toma y preservación del poder por medio de la fuerza”. Y tras lograr el poder, los recursos del tesoro público son vistos como un botín de guerra.
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