JÁRKOV, Ucrania/AFP
Alemania y Holanda, dos gigantes del futbol mundial, se enfrentan el miércoles (12:45 p.m.) en Járkov en su segundo partido en la Eurocopa-2012, en un duelo marcado por la rivalidad vecinal y por los conflictos históricos, especialmente por la ocupación nazi (1940-1945).
“Estoy feliz por haber podido hacer este regalo a las viejas generaciones, a los que vivieron la guerra”, dijo.
El entrenador Rinus Michels también se refirió a esa circunstancia histórica: “Ganamos el torneo, pero todos sabemos que la semifinal era realmente la final”, en alusión al triunfo de la Oranje sobre la República Federal Alemana.
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No es el primer gran enfrentamiento entre vecinos y enemigos íntimos, tras el Francia-Inglaterra del lunes y el Polonia-Rusia de ayer, pero sí es el mayor choque de trenes por potencial futbolístico en lo que va de competición.
El estratega militar prusiano Carl Van Clausewitz insistía en que “la guerra es la extensión de la política”, aunque el intelectual británico George Orwell suavizó el tono bélico para afirmar que “el futbol era como la guerra pero sin tiros”.
“Tenemos una historia y una sana rivalidad entre nuestros dos países, así que cada equipo saldrá a jugar al 100 por ciento. Ellos tienen que ganar y nosotros queremos asegurar nuestro pase a los cuartos de final”, afirmó el defensa alemán Mats Hummels al valorar el encuentro contra los vecinos en Ucrania.
Más allá del futbol, hay quien ha recordado en el país de los tulipanes la ocupación de la Alemania nazi durante cinco años, en la época de la Segunda Guerra Mundial, lo que intensificó los recelos entre dos países que han alternado en su historia las relaciones de amor y odio.
“Ellos mataron a mi padre, a mi hermana y a dos de mis hermanos. Les odio”, comentó el centrocampista Wim van Hanegem cuando ambos países se enfrentaron en la final del Mundial-1974, con victoria para los anfitriones alemanes.
Van Hanegem aludía a aquella Alemania nazi y al efecto devastador que aquel momento histórico tuvo para su familia.
En el Europeo-1988 los holandeses consiguieron su mayor éxito futbolístico ganando el título ante la Unión Soviética en Alemania, en un partido en Múnich donde las tensiones por la ocupación durante el nazismo estuvieron presentes.
En los alrededores del estadio de Hamburgo, en la semifinal ganada por Holanda ante los anfitriones, ya se habían colocado pancartas de “Abuela, he encontrado tu bicicleta”, en alusión a un episodio de los nazis en Holanda, en el que decidieron confiscar bicicletas.
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