Antonio Torres del Cerro/EFE
La derrota ante Alemania el sábado en la inauguración del Europeo retrató a un Cristiano Ronaldo solitario e irritado, parecido al del Mundial del 2010. Hoy (10:00 a.m.), ante Dinamarca, tiene un nuevo desafío para demostrar a sus críticos que tiene madera de capitán.
La calidad futbolística del astro del Real Madrid es indiscutible y unánime, pero su papel de líder en la selección portuguesa no genera tanto consenso entre aficionados y prensa lusa.
Rendimiento aparte —con Portugal tan solo marca 0.35 goles por partido—, el futbolista nacido en Madeira hace 27 años ha registrado algunas reacciones polémicas. Tres días después de su estreno en el torneo, su rictus ya se nota más relajado y hoy se entrenó con sus compañeros en un ambiente distendido.
Sin embargo, el pasado sábado, Ronaldo abandonó el terreno de juego de Lviv (Ucrania) visiblemente enfadado, se arrancó el brazalete de capitán con brusquedad y enfiló al túnel de los vestuarios sin prácticamente saludar a sus compañeros.
La mayoría de ellos permaneció unos minutos más saludando a los miles de portugueses que se habían desplazado más de 3,000 kilómetros para ver a su Selección.
Sus colegas, sin embargo, no le atribuyeron importancia a la ausencia de su capitán.
“Lo interpretamos normal porque acabó el partido y normalmente cuando acaba el partido uno va dentro del estadio. Cada uno tiene normalmente una reacción o por tener la cabeza caliente o porque necesita algo”, dijo Nani, extremo del Manchester United.
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