El seleccionador italiano Cesare Prandelli cumple su palabra. Tras la clasificación del equipo a cuartos de final de la Eurocopa, se levantó en plena madrugada junto a otros integrantes del cuerpo técnico para desplazarse, cumpliendo una promesa, en peregrinación a un monasterio cercano a su concentración en las afueras de Cracovia. La promesa la había hecho en los primeros días en Polonia, afirmando que volvería allí a dar las gracias si conseguía superar la primera fase. Quizás aprovechó para pedir ayuda divina para el partido de hoy ante Inglaterra .
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