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Sombras tenebrosas

Si usted tiene más de 40 años, es probable que la telenovela norteamericana Sombras tenebrosas , transmitida en Nicaragua a principios de los setenta, haya sido una de sus primeras exposiciones al género del horror. Como tal, ha de recordarla con cariño, reverencia y un poco de miedo residual. El vampiro Barnabás Collins, liberado de su tumba, se reunía con sus descendientes y buscaba la reencarnación de su amada. Brujas, espectros y demás seres sobrenaturales pululaban entre las múltiples subtramas que a lo largo de cinco años pusieron un poco de oscuridad en horas de la tarde. El director Tim Burton y Johnny Depp, fanáticos de la serie original, se unen por octava ocasión para traerla a la pantalla grande.

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Por Juan Carlos Ampié

Si usted tiene más de 40 años, es probable que la telenovela norteamericana Sombras tenebrosas , transmitida en Nicaragua a principios de los setenta, haya sido una de sus primeras exposiciones al género del horror. Como tal, ha de recordarla con cariño, reverencia y un poco de miedo residual. El vampiro Barnabás Collins, liberado de su tumba, se reunía con sus descendientes y buscaba la reencarnación de su amada. Brujas, espectros y demás seres sobrenaturales pululaban entre las múltiples subtramas que a lo largo de cinco años pusieron un poco de oscuridad en horas de la tarde. El director Tim Burton y Johnny Depp, fanáticos de la serie original, se unen por octava ocasión para traerla a la pantalla grande.

El prólogo cubre la salida de la familia Collins de Inglaterra y su asentamiento en las costas de Maine, en EE. UU., donde el patriarca funda un imperio pesquero. La desgracia llega cuando la sirvienta Angelique (Eva Green) se enamora del heredero Barnabás (Johnny Depp) sin ser correspondida. Quiere la mala suerte que ella sea también una bruja y, en venganza, mata a la joven que él realmente ama y lo convierte en un vampiro. Barnabás queda sepultado por varios siglos, hasta que una cuadrilla de obreros lo libera accidentalmente. Es 1972, y después de chupar la sangre de los desafortunados trabajadores, busca el camino a Collinwood. La mansión es una ruina habitada por Elizabeth Collins (Michelle Pfeiffer, en alarmante clave de matrona), su inútil hermano Roger (Johnny Lee Miller), su traumatizado hijo David (Gulliver McGrath), y la adolescente Carolyn (Chloe Grace Moretz). La joven Victoria (Bella Heathcote), sospechosamente parecida a su enamorada, ha llegado en busca de trabajo como institutriz. Pero la perversa Angelique aún vive, y no ha dejado de amar a Barnabás. La lucha amorosa seguirá ardiendo.

En lugar de embalsamar en reverencia al material original, Burton lo convierte en una colorida comedia de horror gótico. La ambientación y la hermosa fotografía de Bruno Delbonell hacen que la película funcione como espectral banquete visual. La mujer de negro , aún proyectándose, es un modesto homenaje a Hammer Films, pero Sombras tenebrosas la supera, conectando directamente con el espíritu del legendario estudio británico. No es una casualidad que Christopher Lee aparezca en un pequeño papel. La sangre tiene el color apropiado, más anaranjado que rojo. Es puro Hammer, como los escotes de la bella Eva Greene, aportando un bienvenido toque de sensualidad. La exchica Bond (Casino Royale) da una exquisita actuación cómica, que eleva la película a un plano superior. Ella merece una nominación al Óscar, aunque su personaje sea absolutamente ridículo.

Lástima que el guión es difuso e indisciplinado. Hay personajes desechables, el ritmo decae en ocasiones, y el tercio final de la película se consume en un innecesario despliegue de violencia que deja un mal sabor de boca. Las claves musicales van de lo inesperadamente sublime —el viaje de Victoria en tren con Nights in White Satin de The Moody Blues— a lo obvio —una noche de desenfreno sexual al ritmo de Barry White—. Mucho millaje se saca del shock cultural de un vampiro del siglo XIX confrontando los “groovy” setenta. Tal vez demasiado. Pero el compromiso de Depp, y su sincronía cómica, terminan de sellar el trato. “Revélate, pequeña cantora” —exclama tratando de sacar a Karen Carpenter de una televisión—. Sombras tenebrosas es imperfecta, pero está más cerca de la sensibilidad del director que sus últimas películas. Y se nota. Quiero verla de nuevo, aunque no sea todo lo que debe ser.

La Prensa Domingo sombras Tenebrosas archivo

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