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“Me gusta mucho la carne cruda”

Carlitos Páez, uno de los 16 uruguayos sobrevivientes del accidente aéreo de los Andes, ocurrido en octubre de 1972, estuvo el jueves en Nicaragua, para compartir su experiencia, llena de aprendizaje sobre la actitud, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, entre otros temas, de los cuales se puede leer más en su página www.carlitospaez.com.

 

Carlitos Páez, uno de los 16 uruguayos sobrevivientes del accidente aéreo de los Andes, ocurrido en octubre de 1972, estuvo el jueves en Nicaragua, para compartir su experiencia, llena de aprendizaje sobre la actitud, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, entre otros temas, de los cuales se puede leer más en su página www.carlitospaez.com.

Llegó al país de la mano de la revista Mercados & Tendencia y el banco Citi, para hablar sobre la tragedia y también compartió sus opiniones para los lectores de la revista Domingo del Diario LA PRENSA.

::: Cuándo se despierta, ¿en qué piensa?

Ya no pienso en los Andes. Pienso en mi familia, en mis nietas, en mis hijos, en lo que toca hacer. Ya no es una cosa recurrente el tema de los Andes.

::: ¿Ya no lo afecta tanto?

Tampoco me afectó mucho.

::: ¿Por qué no?

Nosotros vivimos con la historia y cuando uno se acostumbra a la historia, vas conviviendo con ella. Es parte mía la historia. Aparte es una historia extremadamente rica, si te ponés a pensar es una lucha del ser humano contra la adversidad, es una historia grupal, de actitud, de humildad, en que al final triunfa la vida. Creo que es una buena historia.

Veámosle el lado positivo, no hablemos de la parte trágica, hablemos de lo que quedó, cuando uno pasa la raya, al final triunfa la vida, tenemos hijos, tenemos nietos. Valió la pena.

::: Viéndolo así provoca un poco de envidia.

Yo comprendo que provoque, porque yo mismo, si tú me harías la pregunta si yo me subiera al avión ese de vuelta, yo te digo que sí, que me subiría. Haría una advertencia, me subiría si no se muere nadie porque no quiero ser responsable de la muerte de nadie. En el plano personal me di cuenta que fue una experiencia muy valedera para mí.

::: Antes del accidente, ¿qué ambiente se estaba viviendo en el avión?

Un ambiente de gente joven, imagínate, de júbilo, divertido, tirándonos la pelota entre nosotros, haciendo chistes, bromas. Para muchos de nosotros era su primer viaje en avión. Todo era alegría.

::: ¿En qué momento se dan cuenta de que hay problemas?

A nosotros nos avisan de que venía una zona de turbulencia. Empezamos a sentir la turbulencia y de pronto dos pozos de aire gigantescos que bajamos como 600 metros en cada pozo. Ahí nos dimos cuenta de que empezaba el problema.

::: ¿Usted sufrió lesiones al chocar el avión?

Mínimas. Yo estuve con un pie hinchado como tres días y algunas lastimaduras pero menores.

::: ¿Qué escena vio cuando se percató de lo que había sucedido?

Primero fue tomar conciencia de dónde estábamos, en una tormenta de nieve, todo el paisaje nevado, nosotros arriba de la nieve, muertos de frío porque no teníamos ropa adecuada, o sea, primero el tomar conciencia, el darnos cuenta de que estábamos viviendo esa circunstancia.

::: ¿Con quién tuvo contacto de primero?

Con Roberto Canessa, con Roy Harley, con todos los que habíamos sobrevivido, tratando de ayudar a los que estaban heridos. Tuvimos un contacto entre todos. Nosotros quedamos en el fuselaje.

::: ¿Cuál fue el primer intento de salir de ese lugar?

Al otro día (segundo del accidente) pasaron dos aviones por arriba nuestro dos veces, que nosotros creímos que nos habían visto. Entonces empezamos a esperar que nos vengan a buscar. El lugar en el que estábamos nosotros era muy, muy complicado, donde la nieve es eterna, en el que te enterrabas hasta la cintura. Y en el día 10 nos enteramos que no nos buscaban más y ese fue un día de mala noticia, pero fue una buena noticia. Mala noticia porque te dicen “no existís más”, pero buena noticia porque ahí dejamos de esperar pero empezamos a actuar y ahí empezamos a planificar la salida de los Andes.

::: ¿En qué soluciones pensaron?

No pensamos en soluciones, pensamos en cómo debería de ser la expedición para salir adelante y nos organizamos para ello y todos apoyamos a esa expedición, eso fue lo que convirtió a nuestra historia en uno de los ejemplos más notables del trabajo en equipo.

::: ¿Hubo quienes hicieron difícil la situación?

Siempre hay algunos difíciles, pero la mayoría lo hicimos fácil.

::: ¿Quién era el más negativo?

Habían algunos personajes negativos, habían unos que no aportaban mucho, que no trabajaban, esos siempre los tenés, la máquina de impedir como digo yo, pero bueno, se ve que éramos más los positivos que los negativos.

::: ¿Cómo hacían para contrarrestar a los negativos?

Con la actitud. No solo con la actitud positiva, nosotros por mayoría fuimos manejando los temas.

::: ¿Hubo enfrentamientos a los golpes?

Sí. Yo mismo me peleé dos veces, una vez con Canessa y otra vez con Vinzintin, pero eran peleas que terminábamos llorando y abrazados.

::: ¿Por qué peleaban?

Por cosas menores. Por la misma angustia que teníamos de estar viviendo esa situación, estar lejos de tu casa, lejos de tu familia, en definitiva uno valora realmente la familia que tiene cuando no la tiene.

::: ¿En qué pensó en esos momentos?

En estar con la familia. Por suerte no tenía novia.

::: ¿En el cuerpo qué sentía?

Mucho frío. Difícil para un nicaragüense imaginar el frío que nosotros teníamos, porque ustedes nunca bajan de 20 grados de temperatura (sobre 0), nosotros estábamos a 25-30 grados bajo cero.

De las comodidades que usted tenía, ¿qué era lo que más extrañaba?

Absolutamente todo. Estábamos con ropa no adecuada, mal durmiendo. Todo estaba mal.

::: ¿Qué platicaban?

Giraba todo en torno a la comida, pensábamos todo el tiempo en restaurantes, era como una especie de masoquismo. Tenemos una lista de 167 restaurantes de Montevideo (Uruguay) con sus platos especiales.

::: ¿Qué hizo en los 70 días?

No dejamos de trabajar jamás. Siempre teníamos la esperanza de que pasara algo. Me acuerdo que alguien quería que el libro nuestro se llamara “Tal vez mañana”, porque siempre había la posibilidad de que al otro día pasara algo. Nunca nos quedamos quietos, siempre hicimos algo para poder salir adelante.

::: ¿Será que es necesario estar en una situación tan adversa para que las personas saquemos lo mejor de uno mismo?

Creo que no, pero la realidad es que nosotros salimos adelante porque nos tocó una situación adversa.

::: Al principio ustedes ocultaron que habían comido carne humana.

Primero, nosotros no sabíamos cómo iba a tomarlo la civilización y la otra cosa es que también estaban los padres de los que murieron, también pensábamos que lo podían tomar mal. Y después la prensa amarillista que se iba a llenar hablando del tema. Esos eran los temores que tenía (Fernando) Parrado, el que ocultó el tema.

Al final nunca dijeron qué cuerpos fueron los que se comieron.

Es que no tiene sentido, es la única cosa que nosotros nos guardamos. No hay por qué mencionarlo.

::: ¿Había uno del grupo que usted nunca hubiera comido?

No. A todos. Y ellos a mi también.

::: ¿Qué sintió en el estómago cuando probó la carne humana?

Nada. Para mí fue el saber que estabas salvado, el hecho de tomar esa decisión fue lo que nos hizo salir adelante.

::: ¿Por casualidad platica imaginariamente con la gente que probó de su carne?

Nooooooo, para nada.

::: ¿Ni remordimientos?

Nada, ni nunca soñé con el tema.

::: ¿Y cuando tiene un pedazo de carne frente a usted se recuerda?

Para nada.

::: ¿No se ha vuelto vegetariano?

En Costa Rica me hizo una gracia, en un almuerzo con directores de un banco dijeron que ellos iban a comer carne y a mí me estaban dando comida vegetariana. Y digo ¿pero por qué? Yo como carne siempre. Se le ocurrió al mando medio pensar de que yo era vegetariano, que no tiene ningún sentido, al contrario, yo como mucha carne y me gusta mucho la carne cruda.

::: Se dice que Nando Parrado, que fue uno de los que conformó la expedición, se apresuró a buscar ayuda porque no quería que se comieran a su hermana y a su madre.

No lo apresuró pero fue uno de los motivos de que él saliera a caminar en la nieve, para que no llegara el momento de él mismo tomar esa decisión.

::: Les llamaron caníbales. Eso es duro.

Si me dicen caníbal yo les digo que la palabra no es la correcta, porque canibalismo es matar para comer y nosotros no lo hicimos. Nosotros nos valimos de la antropofagia circunstancial para ser más precisos en los términos.

::: ¿Qué sintieron contra el mundo cuando escucharon por radio que ya no los iban a buscar más?

A mí me dio mucha rabia. De hecho mi libro, que se llama Después del día 10 , se iba a llamar Gira gira , como que el mundo seguía girando y nosotros estábamos en esas circunstancias. La verdad es que sentir de que el mundo entero te abandona, que sigue andando y que la gente sigue jugando al futbol y todo eso, da mucha, mucha rabia.

::: ¿Cuál fue el sentimiento cuando vieron llegar a los helicópteros con los rescatistas?

Imagínate, después de haber mirado ese valle durante 70 días que no vimos nada y de pronto irrumpen en ese valle.

::: ¿Cuánto lloró?

En ese momento no lloré tanto, pero después que pasó un tiempo en Montevideo, que se murió un perrito que mi padre había llevado a mis hermanas como parte de la búsqueda, el día que murió el perrito me puse a llorar y creo que no paré hasta hoy. Pero no fue la muerte del perrito lo que me hizo llorar, sino que el perrito era el símbolo de la historia.

::: ¿Se compara esta historia con la de los mineros chilenos?

Sí, pero se equivocan porque dos historias que tienen algún punto en común, las dos historias fueron en Chile, las dos historias duraron 70 días, ellos aparecieron el 13 de octubre que fue el día en que nosotros nos caímos, pero tiene una gran diferencia. En el día 14 se enteró el mundo entero de que ellos estaban vivos y nosotros en el día 10 nos enteramos de que el mundo nos había abandonado. Nosotros fuimos los protagonistas de nuestra historia y ellos no, ellos quedaron esperando que los vinieran a buscar. Si hay alguien importante en la historia de los mineros, no son los mineros, sino que es el rescatista.

::: ¿Qué aprendió de esta experiencia?

De todo. A dejar mi adolescencia atrás, a que podía hacer cosas importantes, que podía trabajar, que podía ser un tipo útil, que podía liderar algunas cosas. Para mí fue un aprendizaje permanente.

::: Usted siempre insiste en decir que era un niño malcriado.

Porque lo era. A mí me gusta decir la verdad, yo era un niño que no servía para nada. Yo tomaba el desayuno en la cama, malcriado, consentido, caprichoso y de pronto me encuentro en esas circunstancias y eso es lo que me hace cambiar.

::: ¿Cómo fue después?

Todavía sigo siendo malcriado, pero la cordillera me hizo dar cuenta que podía manejarme por otros carriles.

::: Tengo entendido que después cayó en las drogas y en el alcohol.

Sí señor.

::: ¿Cómo pudo pasarle eso con todo lo que vivió?

Porque también a los 18 años no es fácil ser famoso. Nosotros éramos famosos sin haber querido ser famosos. Nosotros estábamos en todas las portadas, de hecho, 40 años después yo nunca vi tanto periodista bajándome del auto. Es verdad, parecía Justin Bieber. No tiene mayor sentido, es una historia de lucha por la vida, yo no hice ninguna cosa más que pelear por la vida. Que venga Joaquín Rodrigo, el que escribió el concierto de Aranjuez y que me lo dedique a mí, ¿solamente por el hecho de sobrevivir en los Andes? me parece cosa rara, el ser humano es muy raro, adonde vamos el presidente te quiere conocer, te aplauden de pie, ¿por qué? ¿por haber vivido la historia? Lo que tiene nuestra historia es que es impresionante protagonizada por gente común.

::: ¿No cree que tienen méritos?

Creo que no tenemos méritos, creo que hicimos lo que teníamos que hacer. Nosotros teníamos el más sagrado derecho que es el derecho a la vida y el derecho a volver a casa. Yo no peleaba por Hollywood, no peleaba por documentales, no peleaba por fama, nuestra lucha era más simple, era por volver a casa, fíjate la simpleza. Claro que está rodeada de glamour, la película nuestra la produjo Steven Spielberg, o sea, más que eso en el cine no hay nada, una película que costó 40 millones de dólares.

::: ¿Por qué esta historia puede ayudar a otras personas?

Esta y otras historias. Seres humanos sin recursos pudimos salir adelante y todos pueden emular la historia esta. Creo que es una historia maravillosa.

::: ¿En qué consiste tener una buena actitud?

Ser parte de la solución y no ser parte del problema. El ser humano tiende a ser parte del problema siempre.

::: ¿Qué piensa cuando ve a personas derrotistas?

Me dan mucha rabia los derrotistas. Al otro día llegué a un hotel en Costa Rica y el tipo me dijo a todo que no. Yo le dije decime una cosa, ¿no tenés algún sí por ahí?

::: ¿Por qué será que a veces somos individualistas las personas?

Es el sentimiento contrario a la humildad, la arrogancia es la que hace que uno busque logros personales y eso hace que te separes de tu equipo.

::: ¿Y a los que nunca pueden tomar una decisión por sí mismos qué les puedes decir?

Eso es una pena. Yo si hay algo que aprendí es que la decisión es lo que te hace abrir la ventana para cambiar de rumbo.

::: ¿A Dios como lo mira?

Diferente a como me lo enseñaron en el colegio.

::: ¿Cómo se lo enseñaron?

Como te lo enseñaron a ti, como ese viejo de barba que anda por las nubes, que todo lo puede. Yo en los Andes conocí un Dios diferente, un Dios que nos dio una mano que no resolvió la historia, pero que nos ayudó a resolverla, un Dios que nos enseñó el camino por donde ir. Me encantaba el titular de un diario chileno que decía “Dios era el copiloto”. La historia la resolvimos nosotros con la ayuda de Dios.

La Prensa Domingo Carne cruda archivo

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