Wendy Álvarez Hidalgo
La primera vez que Víctor Martínez, un joven taxista de Managua, se dio cuenta que necesitaba ahorrar fue hace cuatro años, cuando se vio en un aprieto económico. Tenía seis meses de haberse endeudado con la compra de su vehículo cuando, mientras circulaba por uno de los barrios peligrosos de la capital, fue asaltado. Lo despojaron de 270 dólares, la cuota de pago del vehículo, cuyo depósito debía hacer efectivo pocos días después.
Se sintió abatido, acorralado por el tiempo y no encontraba ninguna salida a su necesidad económica. No tenía ni un córdoba ahorrado y no podía dejar de llevar dinero a la casa porque su única hija estaba recién nacida y además él debía suplir los gastos.
Martínez, de 28 años, cuenta que la única opción que encontró para salir del apuro fue empeñar las prendas de oro de su esposa y vender algunos artículos de su casa. Y así fue. “Desde ese momento comprendí que si hubiese tenido ahorrado no me hubiese sentido desesperado”, afirma convencido de que ahorrar le ha dado mayor confianza económica.
Antes era impensable e improbable que Martínez pronunciara la palabra ahorro, pero ahora su esposa es quien va al banco a depositar 200 córdobas semanales a una cuenta que ambos tienen en común.
Y es precisamente en circunstancias difíciles cuando los nicaragüenses nos damos cuenta que ahorrar “nos asegura independencia financiera”, según coinciden expertos en esta materia. De hecho, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), denominado Remesas Sur-Sur: importancia del corredor Nicaragua-Costa Rica, reveló que del total de gente que recibe envíos procedente del vecino país del sur, solo un 10.4 por ciento ahorraba.
Juan Vega, director del Programa de Fomento de Servicios Financieros para Poblaciones de Bajos Ingresos (Promifin), explica que el ahorro “constituye un recurso esencial para protegernos frente a emergencias inesperadas, asegurar el sustento de nuestra familia, educación de nuestros hijos y un futuro (vejez) digno”. Además, “es la base para realizar inversiones que nos permitan generar más ingresos y ayudar a desarrollar el país”.
El joven taxista dice que ahora vive tranquilo. De los 1,200 córdobas semanales que logra en ingresos, 200 le están generando ese sosiego, porque los ahorra.
En los últimos tres años los intereses que se pagan en los pasivos (ahorros) ha mostrado una rápida reducción en contraste con los intereses que se aplican a los activos (créditos), según un informe del Banco Central de Nicaragua. LA PRENSA intentó consultar sobre esta situación a dos bancos, pero no fue posible obtener sus versiones.
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- 15-20% de los ingresos totales del hogar se deben ahorrar, según aconsejan los expertos. Así se garantiza estabilidad financiera familiar y personal a largo plazo.
- 0.75% de interés anual pagan la mayoría de bancos de Nicaragua por una cuenta de ahorros en dólares, mientas que por las cuentas en córdobas pagan un promedio del uno por ciento.
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Eduardo Ortega, gerente general de Invercasa Puesto de Bolsa y experto financiero, afirma que un elemento que incide en la reducida cultura de ahorro en Nicaragua es el alto nivel de pobreza y los bajos ingresos salariales. Esto, sin embargo, no justifica el no ahorrar, porque, añade, siempre se puede guardar dinero si se sabe organizar y priorizar bien los gastos básicos.
LA COSTUMBRE DE AHORRAR
Pero ¿cómo nace el hábito del ahorro? Vega señala, en este sentido, que “la cultura de ahorro se forma en el hogar y en la escuela, promoviendo valores y disciplina, de no gastar en lo que no es estrictamente necesario, y de tener la disciplina de apartar un poco de dinero para ahorrarlo cada vez que recibimos un ingreso (y no tocarlo hasta que no sea estrictamente necesario)”.
Esto fue precisamente lo que aprendió César Jarquín Guevara de cuando era niño. Es ingeniero electrónico y ahorra casi el 60 por ciento de sus ingresos, porque está soltero y solo garantiza el gasto de su pequeña familia.
Y aunque no tenía ingresos fijos cuando estudiaba en la universidad, Jarquín ahorraba cada vez que solicitaban de sus servicios profesionales. “Me limitaba de muchas cosas, pero tenía la meta de que quería comprarme un terrenito”. Y lo logró. Hoy continúa ahorrando y cuando, por ejemplo, quiere comprarse un reloj no toca la cuota de su ahorro, sino que separa dinero adicional para comprarse el producto.
Jarquín cuenta que nunca pasa penurias económicas, porque cada vez que tiene alguna necesidad urgente echa mano de sus depósitos.
CUÁNTO AHORRAR
No existe una fórmula exacta o una regla matemática que establezca cuánto se debe ahorrar del total de los ingresos de una persona, pero Ortega recomienda entre un 15 y 20 por ciento. Para ahorrar ese porcentaje es importante, añade, no estar altamente endeudado. “Uno debe plantearse metas, si tengo 15,000 dólares a inicio de año, pues proponerse que a finales del año logre tener 20,000”, enfatiza.
A veces proponerse reducir los gastos personales o del hogar no es fácil, pero tampoco es imposible. El director de Promifin da una pista sencilla de cómo hacerlo. Por ejemplo, cuando quiera comprar una artículo, Vega propone preguntarse: ¿realmente necesito este artículo?, ¿cómo haré para pagarlo?, ¿qué cuota y durante cuánto tiempo tendré que pagarlo? y ¿cuánto realmente terminará costándome? Y también recomienda que hay que “endeudarse solo si fuese estrictamente necesario”.
“Hay que alertar a los clientes sobre el daño que el exceso de consumo y deudas puede tener sobre la ‘salud financiera’ (el bolsillo) de las familias”, especifica.
EN QUÉ AHORRAR
Generalmente se piensa que abrir una cuenta de depósitos en un banco es la única forma de ahorrar. No es así, hay otras formas, que aunque parecen complejas o inaccesibles para la persona común, es más fácil y sencillo.
“A medida que la inflación y los precios suben, nuestros ahorros corren peligro de perder su valor. Por ello además de ahorrar y trabajar duro por dinero, también debemos aprender a poner nuestro dinero a ‘trabajar duro’ por nosotros (obtener un rendimiento superior a la inflación para mantener su poder adquisitivo)”, explica Vega.
En ese sentido, el gerente de Invercasa sostiene que invertir en la bolsa de valores es otra opción, donde se pueden conseguir rendimientos de hasta un siete por ciento anual. Ortega reconoce que por ahora, para invertir en bolsa se necesita un capital mínimo de 3,000 dólares, pero que están creando productos para llegar precisamente a segmentos con menores ingresos, como por ejemplo crear fondos de inversiones, lo que permite que varias personas se asocien para comprar un activo y luego sacarle utilidades al mismo.
El experto financiero considera que la cultura de ahorro ha mejorado en el país, aunque todavía es incipiente. Muestra de eso, señala, es que la cartera de clientes que invierte en bolsa crece alrededor del 60 por ciento anual.
Recomienda que también se puede invertir en activos que generen utilidades, como por ejemplo una casa o un terreno, cuyas adquisiciones van ganando valor a medida que pasan los años.
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