AP/Washington
Según las estadísticas, los hispanos tienen menos posibilidades de tener la información que necesitan para comprender el sistema electoral, lo que produce baja inscripción en el padrón electoral y escasa asistencia a las urnas.
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Las campañas de Mitt Romney y el presidente Barack Obama están ganando un acento español, y eso no le sorprende a nadie.
Se proyecta que los latinos van a representar cerca de un tercio de la población estadounidense para 2050 y ya conforman un crucial bloque electoral en Estados muy disputados, desde Florida hasta Nevada.
El hijo de Romney, Craig, se ha convertido en el intérprete personal de su padre. En un anuncio televisivo, Craig Romney explica en buen español que su padre es un hombre “con grandes convicciones” y que luchará “para encaminar nuestro país y crear empleos”. La campaña de Obama, en tanto, ha reciclado su lema de la campaña del 2008 “Sí se puede”, en un intento para retener el respaldo hispano que recibió en 2008.
Tras el inglés, el español es la segunda lengua más usada en Estados Unidos. Casi 37 millones de residentes hablan español en sus hogares, el 12 por ciento de la población.
Una funcionaria del grupo activista Consejo Nacional de La Raza, Clarissa Martínez de Castro, dijo que el idioma no va a ser suficiente para ganar el apoyo de los votantes hispanos. Ambas campañas tienen que alentar a más hispanos a inscribirse en el padrón electoral y atraerles políticamente con asuntos como creación de empleos y la economía, dijo.
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