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Auténtica historia del Club Managua

La historia del Club Social de Managua inicia cuando su fundador don Ramón Morales Robleto (1873-1948), próspero comerciante e industrial de la ciudad de Granada y también directivo del Partido Conservador de Nicaragua, decidió viajar de su nativa ciudad lacustre a Managua, se trasladó con su familia a la capital para establecer sus empresas familiares. Ramón Morales fue un amante de las tertulias y de los juegos de mesa, sibarita degustador de los mejores vinos y delicatessen importados de Europa.

Lolo Morales González*

La historia del Club Social de Managua inicia cuando su fundador don Ramón Morales Robleto (1873-1948), próspero comerciante e industrial de la ciudad de Granada y también directivo del Partido Conservador de Nicaragua, decidió viajar de su nativa ciudad lacustre a Managua, se trasladó con su familia a la capital para establecer sus empresas familiares. Ramón Morales fue un amante de las tertulias y de los juegos de mesa, sibarita degustador de los mejores vinos y delicatessen importados de Europa.

Ramón Morales llegó a establecerse a la capital en 1910 cuando Managua era una triste y primitiva aldea de pescadores y ganaderos que apenas tenía registrados 85,000 habitantes. En ese entonces solamente existía un club social exclusivo para extranjeros que habían llegado a establecerse a Nicaragua en busca de nuevos horizontes ya que estos venían huyendo de las guerras europeas de principios de siglo, el club aludido se llamaba Club Internacional. A don Ramón se le ocurrió la idea que la alta sociedad managüense necesitaba un sitio donde reunirse a platicar y preparar sus fiestas y eventos.

Inmediatamente consiguió quienes lo respaldaran y en el año siguiente, el 19 de septiembre de 1911, fundó en la ciudad el Club Social de Managua en una casona ubicada frente al costado oeste del antiguo Palacio Nacional, donde después estuvo una gasolinera y en la actualidad es parte del Parque Central de Managua.

El primer presidente del club en ese tiempo fue don Fernando Solórzano, el secretario don Leopoldo Pasos, y el tesorero por supuesto el dinámico don Ramón Morales. Don Ramón nunca quiso ser presidente del club, él siempre decía que “el que pone la plata pone al presidente”. Estos caballeros formaron la primera directiva del club.

Después de cambiarse a otra casona más, 14 años después, el club pudo construirse su propio edificio en 1925, el cual fue una copia exacta del Club de Río de Janeiro. Los dibujos y los planos del nuevo edificio fueron realizados por don Tránsito Sacasa, para que el “maistro constructor” Francisco Aranda lo erigiera. El pomposo edificio fue levantado a la orilla del lago Xolotlán, propiamente en el costado norte de la Plaza de la República, hoy Plaza de la Revolución, en la actualidad en su lugar se encuentra el edificio la Casa de los Pueblos, construido por la Administración Alemán.

En esa época las sociedades mercantiles encargaban la construcción de sus edificios a los mejores maestros de obra que existían, como el caso del maestro de obra Francisco Aranda, ya que aún no había ingenieros titulados y traerlos del extranjero era muy costoso.

Seis años después, el 31 de marzo de 1931, un sismo de 5.8 grados en la escala de Richter destruyó la capital. Estaba tan bien construido el edificio que dejó construido el “maistro” Aranda que luego solo necesitó unas reparaciones para dejarlo funcionando como que nada hubiese pasado. El terremoto sorprendió al entonces Presidente de Nicaragua, general José María Moncada, disfrutando las vacaciones de Semana Santa en su residencia campestre llamada Palacete de Venecia, a la orilla de la laguna de Masaya.

Para ese entonces el Club Social de Managua era la institución más importante de Nicaragua en el ámbito social donde se reunían las altas capas de la sociedad managüense. A pesar de que en los estatutos del club, en uno de sus acápites, se prohibía terminantemente hablar de política y de religión, los primeros 22 presidentes del club fueron conservadores ya que era muy difícil que un miembro del Partido Liberal optara por un cargo directivo, aunque sí se permitía la membresía a los socios liberales del club, hasta que se rompió la cadena de mando y al fin, después de 22 periodos de directivas conservadoras llegó a la presidencia del club don Eduardo Bernheim, liberal, siendo electo el 23 presidente del club.

Los socios dirigentes del club fueron muy celosos en sus derechos que, siendo Presidente de la República don Diego Manuel Chamorro, quiso imponer a su candidato en la presidencia, pero fue derrotado y ganó don Adán Cárdenas.

Un año antes de celebrar su aniversario de plata en el año de 1936 recién derrocado el Presidente Juan Bautista Sacasa por el general Anastasio Somoza García, el Club fue obligado a cerrar por órdenes del nuevo Presidente de la República. Los miembros de la directiva de ese entonces fueron encarcelados y muchos de ellos fueron al exilio. El fundador del Club Social de Managua, de una respetabilidad única debido a su don de gentes, murió exiliado en la ciudad de San Francisco, California, el 28 de marzo de 1948 rodeado de sus familiares más cercanos, siendo en ese entonces Presidente de la República el dictador de Nicaragua Anastasio Somoza García.

El club siguió funcionando luego que se destrabara su clausura temporal durante la Administración de don Luis Somoza y fue destruido por el terremoto que terminó con el emblemático Club Social de Managua.

De allí en adelante cualquier historia que se narre sobre el famoso y primer club privado que existió en Managua hasta su desaparición en 1972 pertenece a la era del somozato.

*El autor es nieto de don Ramón Morales Robleto, fundador del Club Social de Managua.

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