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Las mujeres y el trabajo

Poco a poco, las mujeres nos hemos venido posicionando en el complejo y variado mundo del trabajo. A pesar de los logros alcanzados, la realidad es que, según lo demuestran numerosos estudios internacionales, el género femenino se encuentra todavía en desventaja respecto a los hombres. En 2008, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) anunció que durante 2007, la proporción empleo/población fue de 49 por ciento para mujeres contra 74 por ciento para hombres. En Centroamérica estos porcentajes son muy similares y las posibles diferencias obedecen a las condiciones socioeconómicas y culturañles de la región.

Sonia Vanegas*

Poco a poco, las mujeres nos hemos venido posicionando en el complejo y variado mundo del trabajo. A pesar de los logros alcanzados, la realidad es que, según lo demuestran numerosos estudios internacionales, el género femenino se encuentra todavía en desventaja respecto a los hombres. En 2008, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) anunció que durante 2007, la proporción empleo/población fue de 49 por ciento para mujeres contra 74 por ciento para hombres. En Centroamérica estos porcentajes son muy similares y las posibles diferencias obedecen a las condiciones socioeconómicas y culturañles de la región.

Un estudio publicado en 2008 por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) afirma que los beneficios de esta participación son sorprendentes: “La mejor utilización de la población mundial femenina podría incrementar el crecimiento económico, reducir la pobreza, mejorar las condiciones sociales y ayudar a asegurar un desarrollo sustentable en todos los países”. Significa que aquellas compañías y países que quieran evolucionar con rapidez deberán involucrar cada vez más a la mujer para tener una mayor oportunidad de prosperar en el largo plazo.

¿Qué factores impiden que las empresas, los gobiernos o cualquier otra entidad, expandan sus fuerzas laborales con la muy conveniente inclusión y retención de las mujeres? Existen aspectos estructural que requieran cada vez más del cambio de aquellos paradigmas que hoy en día resultan limitativos. La falta de flexibilidad de muchas organizaciones públicas y privadas, en cuanto a horarios se refiere, es uno de ellos. Muchas mujeres que trabajan también necesitan cumplir con responsabilidades familiares y no pueden trabajar jornadas completas; los medios tiempos y el trabajo desde casa son algunas soluciones factibles que se pueden implementar cuando los puestos y funciones lo permiten.

Los empleadores deben además revisar la equidad de sueldos y salarios entre hombres y mujeres. En los países afiliados a la OCDE la fuerza laboral femenina gana un 17 por ciento menos que los hombres. Inclusive en los Estados Unidos, donde aparentemente las mujeres están legalmente más protegidas, esta diferencia es del 20 por ciento.

En el entorno latinoamericano se reconoce el liderazgo femenino con sueldos equitativos solamente a quienes ocupan puestos de primer nivel, tanto en el sector público como en el privado. Aunque es cierto que cada vez más algunas mujeres pueden acceder a las altas esferas de la estructura organizacional, las posibilidades de crecimiento laboral son muy limitadas para la mayoría, a pesar de contar con el perfil de competencias que requieren los puestos de alto nivel.

Estas diferencias también están marcadas por el tipo de industria en el que las mujeres se desempeña. En la mayoría de los países de la región trabajan mayoritariamente en sectores de servicios, las industrias (principalmente en maquilas), y por tradición en la elaboración de artesanías. En las zonas de mayor rezago económico y educativo, trabajan en el sector agrícola.

Los efectos de la globalización, los avances tecnológicos y la movilidad de talento en América Latina, se viene observando la inclusión de las mujeres en sectores que hasta hace quince años estaban restringidos solo para los hombres como: el político, financiero, tecnológico y científico. A esto debe añadirse la mayor escolaridad de las mujeres, con lo cual también han ganado espacios en diversas esferas del conocimiento. Es importante crear conciencia de los beneficios que la inserción laboral de las mujeres tiene en cualquier organización, pública o privada.

(*)Responsable de Unidad de Negocios ManpowerGroup Nicaragua.

Economía mujeres Recursos Humanos trabajo archivo

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