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Al gigante Goldman Sachs se acusa de haber ayudado al gobierno griego a ocultar los datos de su deuda nacional entre 1998 y 2009. LAPRENSA/BLOOMBERG

Falta mano dura en bancos

La crisis de 2008 derrumbó economías, destrozó empleos y vidas, arrasó ahorros y expectativas y, peor aún, parece haber sucedido en vano. El sistema financiero sigue funcionando con los mismos parámetros que entonces. Los intentos de regulación se han diluido en la nada y los escándalos se suceden a una velocidad de vértigo, raramente con juicios y condenas.

Marcelo Justo y James Melik / BBC Mundo

La crisis de 2008 derrumbó economías, destrozó empleos y vidas, arrasó ahorros y expectativas y, peor aún, parece haber sucedido en vano. El sistema financiero sigue funcionando con los mismos parámetros que entonces. Los intentos de regulación se han diluido en la nada y los escándalos se suceden a una velocidad de vértigo, raramente con juicios y condenas.

La manipulación de la tasa interbancaria Libor, las multimillonarias estafas llevados a cabo por oscuros operadores, la venta fraudulenta de seguros y hasta errores que bordean la comedia, como el cobro repetido del mismo retiro de cajero automático, muestran un sector disfuncional.

En esa catedral histórica de las finanzas que es Reino Unido, la reputación de los banqueros está por el piso. Según la última encuesta, solo un 10 por ciento de los británicos confía en sus bancos. Un sondeo similar en Estados Unidos da un resultado parecido: solo el 21 por ciento tiene confianza en su sistema financiero (en 2005 era un 53 por ciento).

Adam Leaver, miembro del centro interdisciplinario CRESC (Centre for Research on Socio-Cultural Change) y economista de la Escuela de Negocios de Manchester, señala que el problema reside en los pilares del actual sistema.

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“El sistema financiero internacional que nació con la desregulación de los ochenta tiene problemas inextricables. El volumen de sus operaciones, superior al PIB de los países, la complejidad, interconexión y opacidad con que funciona lo vuelven una bomba de tiempo”, afirmó Leaver.

[doap_box title=”Los escándalos bancarios más sonados” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

A los banqueros se les señala como responsables de la actual crisis económica global, mientras se multa a bancos por prácticas irregulares y algunos de sus directivos han tenido que renunciar.

Temas como el presunto lavado de dinero por parte de HSBC o el reciente escándalo sobre la manipulación de la tasa interbancaria Libor en Londres por parte de Barclays (uno de los tipos de interés más importantes en el mundo financiero) han impulsado un intenso escrutinio de los métodos utilizados por algunas entidades. El caso más reciente es el de la banca británica Standard Chartered, acusada de violar leyes estadounidenses que impiden realizar transacciones con Irán.

Pero sin duda uno de los bancos que más escándalos ha acumulado es el gigante Goldman Sachs, al que se acusa de haber ayudado al Gobierno griego a ocultar los datos de su deuda nacional entre 1998 y 2009 o de fraude por aconsejar la compra y venta de un producto financiero que reportó pérdidas por 1,000 millones de dólares para sus clientes. La punta del iceberg la puso hace unos meses un alto directivo británico de la entidad, Greg Smith, en una carta pública en la que denunciaba la “cultura tóxica” que se había apoderado del banco. Goldman Sachs ha negado todas las acusaciones.

En medio de la tormenta, algunas víctimas de alto perfil como el estadounidense Bob Diamond, director de Barclays, han tenido que dimitir o han sido forzados a ello, mientras que otros banqueros han seguido cobrando abultados bonos.

[/doap_box][doap_box title=”Más escándalos” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

  • A comienzos de febrero de este año cinco de los principales bancos de EE.UU. acordaron pagarle al gobierno más de 25,000 millones de dólares para resolver reclamos sobre abusos hipotecarios, pero ninguno de sus jefes fue a dar a la cárcel. En junio se anunció que Barclays debía pagar 450 millones de dólares a las autoridades de Reino Unido y Estados Unidos por manipular la tasas de interés interbancario que afectan los costos de los préstamos para millones de clientes.

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Una investigación del CRESC compara la relación entre el Producto Interno Bruto (PIB) de Reino Unido, Alemania y Francia con los activos bancarios de las seis entidades más importantes de cada país. Los bancos son entre dos y cinco veces más grandes que el Producto Interno Bruto (PIB), es decir, que todo lo que produce una nación en un año de trabajo. En casos de economías más pequeñas, como Islandia y la República de Irlanda, este desequilibrio entre bancos y el PIB terminó con los países en bancarrota. Un elemento fundamental de estos activos bancarios son los derivados, complejos contratos financieros sobre el valor futuro de divisas, bonos, precios de petróleo o soja. A fines de 2009, un año después del estallido de la crisis, el mercado de derivados tenía un valor superior al PIB mundial.

Un rasgo esencial de los derivados es su opacidad que, a través de una compleja dinámica financiera, nubla la trayectoria del dinero y la identidad de sus dueños.

REFORMA SUAVE

El gobierno de Barack Obama aprobó una tibia reforma financiera en 2010. El Banco de Pagos Internacionales, que nuclea a los bancos centrales del mundo, introdujo en 2010 regulaciones sobre el capital mínimo para los bancos que recién entrarán en vigor en 2020. En Reino Unido, solo a fin de año se intentará aprobar una nueva legislación financiera.

El Barclays  se vio sometido a un   escándalo sobre la manipulación de la tasa interbancaria Libor en Londres, uno de los tipos de interés más importantes en el mundo financiero.

“Los vasos comunicantes entre el mundo político y el de las finanzas complican mucho la regulación del sector. Los mandatarios y ministros terminan muchas veces en el mundo de las finanzas. Y hasta se da el caso opuesto, en Estados Unidos, por ejemplo, en el que los financistas terminan en el Gobierno”, dice Leaver.

Los casos abundan. El exprimer ministro Tony Blair gana unos 4 millones de dólares como asesor de JP Morgan y la aseguradora Zurich International. En Estados Unidos, el rescate a los bancos en 2008 fue liderado por Henry Paulson, ministro de economía del entonces presidente George W. Bush y exdirector de Goldman Sachs, mientras que el equipo de Obama está hoy liderado por Timothy Geithner, de estrechas relaciones con Wall Street.

Gunnar Beck, experto en temas legales de la Unión Europea de SOAS, Universidad de Londres, dice que debería prohibirse este tipo de nombramientos. “Es imposible lograr una regulación efectiva con el actual poder de cabildeo del sector financiero. Tendría que estar prohibido que un político salga del Gobierno y se desempeñe inmediatamente después en el sector financiero”, añade Beck.

Las polémicas relaciones del ejecutivo con el sector financiero no quitan que, en un Estado de Derecho, debería haber una separación de poderes que garantice una justicia igualitaria para el que viola ley.

MÁS SANCIONES

A casi cuatro años de la caída del Lehman Brothers, a cinco del primer estallido de la burbuja crediticia, asombra el escaso impacto penal que han tenido todos estos escándalos. Es cierto que ha habido algunos casos muy sonados como el de Bernard Madoff, condenado a 150 años de prisión por una estafa equivalente a 65,000 millones o el de Alen Stranford, quien recibió este año una sentencia de 110 años. Pero para las dimensiones de un descalabro financiero internacional que involucró caídas de grandes instituciones como Lehman Brothers y Bears Stern, rescate de bancos como el Royal Scotland Bank y el Lloyds, así como un apuntalamiento de un sistema que estuvo a un tris de colapsar, estos casos son la punta del iceberg.

El Standard Chartered  está acusada de violar leyes estadounidenses que impiden realizar transacciones con Irán.
LA PRENSA /BLOOMBERG

“En parte se debe a cuestiones de procedimiento penal. Los casos judiciales tardan muchas veces años. De manera que habrá que esperar. Pero también, quizá, ha habido una voluntad de no apretar las clavijas por la debilidad misma del sistema financiero”, señala Leaver.

Aún así, a cuentagotas, se empieza a sentir el peso de la justicia. El último escándalo, el de la manipulación de las tasas Libor, que sirve de referencia para hipotecas y derivados por valor de 65,000 millones, tiene ya unas 20 demandas judiciales en marcha en Estados Unidos y una larga cola de potenciales litigios.

El drama de fondo no es tanto legal como económico. Mientras la justicia trata de ponerse al día con la última crisis, sigue girando la misma ruleta financiera que provocó la debacle de 2008.

Economía ahorros bancos archivo

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