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El mar de los tristes

De la poesía de Alberto Juárez Vivas, el escritor Carlos Perezalonso expone: “Desemboca al final del libro a su proceloso mar de soledad y exilio, exilio interior del cual el poeta propone, ya veremos, dos escapes que suponemos serán plasmados en los versos de su próximo libro. Yo conozco ese acontecer en carne propia”.

De la poesía de Alberto Juárez Vivas, el escritor Carlos Perezalonso expone: “Desemboca al final del libro a su proceloso mar de soledad y exilio, exilio interior del cual el poeta propone, ya veremos, dos escapes que suponemos serán plasmados en los versos de su próximo libro. Yo conozco ese acontecer en carne propia”.

Dice el poeta: “Estoy buscando una salida algún verso que palpite entre los dedos” del poema Mi madre marcha los lejos. “Solo poseo un beso invadido de telarañas/ un tiempo que se apresura”, —de Sin que nadie me lo pregunte—. Aquí Juárez Vivas cobra conciencia de su temporalidad, es viajero hacia un futuro que no le interesa, sabe que lo importante es el viaje y no el destino. En este sentido es que, Jorge Chen en el prólogo del poemario lo llama un flaneur, un hombre que acepta la fortuna o el infortunio con la rebelde resignación de quien sabe lo inevitable.

Su pasado es un beso con telarañas y también una agonía “que nos dijo el poeta, lentamente se deshoja”, (poema En busca de una hoja ) Pero es una hoja de papel en blanco “porque —dice— se me vino el sol / se me vino el tiempo / se me cayó sin querer una idea”. Es una hoja que será llenada de poesía, en un acto de sobrevivencias.

NICARAGUA
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Alberto Juárez

Nicaragua, soy nicaragüense

huérfano del tiste y los almendros

hacés una falta tan terrible

que no alcanza en toda la avenida segunda

ni en mi cartera repleta de cuchillos.

Pero aquí se sueña

con volver a juntar todos tus pretiles

dispersos en la carne.

Mira que estamos viejos y terribles

hablando solos preguntando siempre por ti

a los que llegan escondidos entre sus ojos

y aprenderán a respirar como nosotros

cuando el sol de madera se vuelva oro

y el oro un dios pinolero

que coma carne asada en los mercados

y beba el tiste en la jícara vieja.

Así poco a poco

que los chavalos sigan a pie en nuestro pecho

como si fueran pretiles

que canten, corran

y jueguen otra vez trompos y chibolas.

Así poco a poco penetrar en nuestras madres hasta el fondo

más allá de su viejo delantal

hablar de la vieja Managua

de León viejo sin alterar los verbos

de Sutiaba para recordar a nuestros abuelos

con sus ventanas de palma.

Así poco a poco

con un aire recorrido por nosotros

verificando el genio de los algodonales

cultivando el sudor como si fueran pájaros

tirando los brazos a un mar grande

tan grande como nosotros.

Así poco a poco levantar la tierra

para que mi abuelo sueñe otra vez.

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Mate Shots-Mayo 68

Franklin Caldera

A Brenda

El mundo empezaba a cambiar en torno nuestro

.Para mí, solo el aleteo de tu pelo negro importaba. ¿Por qué ese rapport inmediato con aquel muchacho flaco

y paliducho, con entradas de corso y piernas de tuareg?

Aún te veo de uniforme a la salida del Teresiano,

desfilando al compás de una marcha de Sousa.

Un día me clavaste la mirada: tierna, insinuante, indescifrable.

La posible inminencia del primer amor correspondido

desató en mí esa pasión que a los dieciocho nadie controla.

Tu frase lapidaria: “Te quiero como a un hermano”,

precipitó el derrumbe: borracheras, llamadas a medianoche, g

olpes de madrugada en tu portón de hierro…

¿Han pasado realmente cuatro décadas?

¿Te habrá embellecido el tiempo?

¿Encontraste, como tantas veces el más loco de tus enamorados,

el único y verdadero amor?

Supe que dejaste la casa solariega con las orquídeas de tu padre

y el zoológico de cristal;

que por un tiempo perdiste contacto con el mundo exterior.

Pero en todo amor imaginario, trunco o pasajero intuí tu

presencia: En los labios vinosos de Flora, mi “persa” adolescente;

en la hija del cantor del río (ojos anglo-sevillanos, ojeras de cortesana);

en el rostro, el ingenio y el porte de Johanna, ¡hetaira imperial!;

en la muñeca que con todo y caja la muerte se llevó a casa

y en la mano que agarré callado una tarde floridana

al cruzar la avenida traficada.

Te llevo en la piel como la marca de una pantera.

Nuestras sombras bailan solitarias en las paredes de un salón en ruinas.

A 1,600 kilómetros de distancia vas a pie al mercadito de la esquina,

impasible como si las estrellas fuesen dados lanzados al aire

o la canción de Mondo Cane nunca nos hubiese taladrado el cráneo.

Cultura

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COMENTARIOS

  1. Salgado
    Hace 12 años

    LO simple hace la poesia,lo digo por tu poema Alberto.Sin embargo FRankkklin para que tantas palabras ajenas y terminar en nada.solo Dario lo hizo,por eso fue grande por cabezon e inedito,muchos escriben asi,Sigote Perseo por el gran lago(?)…O esto:Tu belleza de Cleopatra(?)…Pa ra decir que eres poeta y que lees

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