Félix Rivera
Los 60 ancianos que viven sus últimos días en el Hogar del Anciano San Vicente de Paúl, de Jinotega, pasan junto con el personal calamidades por falta de alimentación adecuada. El presupuesto que les asignan es insuficiente y solo les da para comer a diario arroz y frijoles.
La directora del centro, doña Nubia Ruiz Mendoza, hizo el llamado al Gobierno “a incrementar el presupuesto en beneficio de los ancianos y trabajadores, para poder dar una respuesta y atender las necesidades básicas de este centro”.
El asilo se fundó en 1980 por las Damas Vicentinas de Jinotega y el entonces Ministerio de Bienestar Social del primer gobierno sandinista.
20 empleados, la mayoría mujeres, reciben una ayuda de 2,000 córdobas cada uno, por lo que solo en pagos se gastan cuarenta mil córdobas del presupuesto.
50 libras diarias de carne de res o de pollo, aproximadamente, necesitarían los ancianos del Hogar.
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- No tenemos salario, ni bono solidario ni INSS, solo recibimos una pequeña ayuda que es insuficiente para las necesidades que tenemos en nuestras casas. Aquí trabajamos de lunes a domingo”.
- Leonor Mairena tiene cinco años de trabajar en la cocina del Hogar.
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NO CONOCEN LAS CARNES
“Las necesidades son muchas, empezando que las carnes —de pollo, principalmente— tienen años de no consumirlas los ancianos, así como la de res, mientras las legumbres, como chayotes, remolachas, tomates, lechugas, zanahorias, tan básicas para los ancianos, en este centro, tienen años de haberse perdido”, expuso Ruiz.
Hizo un llamado urgente a los comerciantes del mercado de Jinotega. “Antes cooperaban enviando diario legumbres y carnes, pero ahora no lo hacen. Sé que ellos pueden ayudar, en ese mercado hay comerciantes mayoristas que venden carne de pollo y res y verduras, que pueden ayudar”, dijo.
La leche y sus derivados también hacen falta en el hogar, pues en este momento son sumamente escasos.
Igualmente se requieren artículos de limpieza y fondos para ayudar a pagar una tarifa mensual —por el servicio de electricidad— de cinco mil y hasta seis mil córdobas.
Ruiz dijo que no entienden por qué la tarifa les sale tan alta “porque en el lugar solo existe una mantenedora y bujías ahorrativas y a pesar de que se mandó a cambiar el sistema eléctrico, la tarifa nunca se baja”.
URGEN ATAÚDES
Otra de las necesidades urgentes del Hogar son ataúdes. “En el mes de julio pasado se nos murieron tres ancianos y las vimos prietas para poderlos enterrar y ahora vamos a salir a las calles, debidamente identificados, a pedir apoyo a la población, para conseguir dinero o madera, para mandar a construir una pequeña reserva de ataúdes para los ancianos”, dijo.
El Hogar del Anciano San Vicente de Paúl, de Jinotega, fue una iniciativa de las Damas Vicentinas de esta ciudad —casi todas han fallecido—, ante la necesidad de los ancianos desamparados que deambulaban pidiendo comida y dinero por las frías calles de Jinotega.
La idea era que tuvieran un techo que los albergara y los protegiera del clima.
A finales de los setenta, doña Hermenegilda Cruz de González donó a las Damas Vicentinas dos manzanas de terreno, en el sureste de la ciudad, para hacer posible la construcción del asilo.
Los viejitos que viven en el Hogar son originarios de diversas partes del país, pero principalmente de Jinotega. La mayoría no tiene familia que vele por su bienestar y otros fueron abandonados.
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