El diputado de la bancada de oposición, Alberto Lacayo, criticó por medio de declaraciones que brindó a los noticieros de Radio Corporación, que en la muestra histórica que se presenta en la antigua avenida Roosevelt de Managua ahora convertida en un paseo peatonal llamado Augusto C. Sandino, se omitiera un capítulo tan importante de la historia nacional como es la guerra de la Contra en los años ochenta del siglo recién pasado y las grandes represiones perpetradas por la dictadura sandinista en ese mismo período.
Tiene razón el diputado Lacayo y es justa su protesta. La lucha armada que libró la Resistencia Nicaragüense contra el régimen totalitario de orientación comunista, hacia el que fue desviada la revolución democrática que derrocó a la dictadura somocista, es una parte imborrable de la historia nacional independientemente de la posición política que cada quien tuviera en esa época y cualquiera que sea la visión que se tenga ahora de aquellos acontecimientos históricos.
El gran historiador romano Tácito (59-119 después de Cristo), quien es considerado justamente como el padre de la historiografía universal, formuló y dejó establecida para siempre la norma de que “la ley de la Historia consiste en no decir nada falso, ni omitir nada verdadero”. A esta regla de oro se ajustan o tratan de ajustarse siempre los historiadores que practican su profesión con honestidad, así como los sistemas de gobierno que son democráticos y en los cuales se respeta la historia. Pero este no es el caso de historiadores partidistas y sectarios, ni de gobernantes mesiánicos que aplican el método del totalitarismo hasta en la concepción y el contenido de la historia que dictan, manipulan y divulgan de acuerdo con su conveniencia. Ellos se guían por una regla amoral de relativismo histórico, según la cual “la historia la escriben los vencedores”, frase que se atribuye a Walter Benjamin, un filósofo e historiador alemán de tendencia marxista de la primera mitad del siglo XX fallecido en 1940.
Ese falso principio de que la historia no es lo que ocurrió realmente sino lo que dicen los vencedores, es el que se está aplicando actualmente al relato histórico oficialista de Nicaragua que es dictado y escrito por quienes, sin haber podido vencer a la Contra en el campo de batalla sin embargo pudieron imponer sus condiciones mediante la manipulación de los acuerdos de paz y de reconciliación política. Ahora, como están en el poder, son ellos los que escriben la historia dándole el sesgo que quieren y como si hubieran sido los vencedores. Igual pasó en la época del somocismo, cuando la gesta antiimperialista del general Augusto C. Sandino fue borrada de la historia por la dictadura de aquel entonces, y si lo mencionaban oficialmente era solo para infamarlo.
Se comprende, entonces, que la gesta de la Contra fuera excluida en los carteles del bulevar histórico montado por el gobierno orteguista en la antigua avenida Roosevelt. En su desvarío totalitario este régimen excluye de la historia incluso a héroes sandinistas, quienes no aparecen en el relato oficial porque son disidentes de la hegemonía familiar Ortega-Murillo. Pero el tiempo ha de venir cuando la historia de Nicaragua se vuelva a escribir como lo aconsejaba Tácito: con honestidad.
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