Wendy Álvarez Hidalgo
Regresó del exilio en 1991 —10 años después que su familia fuera expropiada de sus bienes por el gobierno Sandinista— con un único deseo: oler la tierra mojada por la lluvia. Dice no guardar resentimientos por lo vivido en los ochenta porque para él el futuro se construye con el presente y no con el pasado.
Se conoce el campo de palmo a palmo, porque ha crecido ahí. Su vida ha estado ligada al agro desde los 16 años, cuando descubrió en el cultivo de algodón su pasión por el arado, los bueyes y la tierra. Es por eso que Manuel Álvarez Solórzano dice que en el agro está la llave para sacar a Nicaragua de la pobreza. A sus 75 años lleva una vida agitada. Una agenda repleta de compromisos, pero aún así no abandona sus siembras de sorgo en Cofradía. Es presidente de la Unión de Productores Agropecuario de Nicaragua (Upanic), directivo del Banco Produzcamos, directivo de la Fundación para el Desarrollo Tecnológico Agropecuario y Forestal de Nicaragua (Funica), presidente de la Asociación de Productores de Sorgo de Nicaragua (Anprosor) y como presidente de Upanic es representante del sector agro en el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep).
Recién reelecto como presidente de Upanic, Álvarez habla en esta ocasión sobre los desafíos del sector agropecuario de Nicaragua, sus aportes al agro y sobre uno de los temas que más inquietan en este momento al sector: la reforma fiscal.
¿Qué les preocupa de la reforma fiscal?
Nos preocupa que no se ve el aporte del sector agropecuario. Que no se quiera ver que los incentivos han permitido que las exportaciones hayan crecido en los últimos años. Para que sepan el café, ganado y maní aportan más de mil millones de dólares en exportaciones. Y el aporte del ganado y el agro sigue creciendo y eso se puede ver en las cifras de exportaciones…
¿Sienten que el aporte del agro está invisibilizado?
Me dio esa impresión cuando el asesor económico de la Presidencia, Bayardo Arce, dijo que solamente el dos por ciento del PIB era aportado por el agro. Y eso no es cierto, porque nosotros representamos el 27 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). El sector agropecuario ha ido aumentando cada vez más su aporte fiscal. Ahora hasta tenemos bolsa agropecuaria para que el pequeño productor que no pueda venir a pagar sus impuestos lo haga vía bolsa y estos impuestos que se pagan a través de la bolsa han ido incrementando y siguen para arriba. Los datos de nuestra bolsa lo demuestran.
¿Creen que no se modificarán los incentivos que recibe el sector?
Nosotros esperamos que no se toquen los incentivos. Es nuestra gran esperanza porque el sector ha demostrado que sí se lo merece porque hemos crecido en exportaciones, en su aporte a las recaudaciones y porque el mismo Gobierno se vería afectado. No queremos adelantarnos sobre los efectos que habría para no afectar sobre lo cual están trabajando nuestros asesores actualmente… Nosotros tenemos confianza de que el Gobierno va a valorar nuestro aporte porque nosotros le demostraremos nuestra capacidad de contribuir…
¿Por qué el agro se beneficia de múltiples beneficios fiscales y sigue siendo un sector atrasado en tecnología, tecnificación y rendimientos?
Es cierto. El mayor atraso está en los granos básicos, que es donde están los pequeños productores. Acá el frijol, por ejemplo, está en ese segmento. El problema es que cuesta hacerle ver a este tipo de productor que si le pone nitronac al frijol en vez de sacar ocho y diez quintales van a cosechar entre 18 y 20 quintales. Nosotros tenemos una fábrica de inoculantes, tenemos un programa de nitronac y hemos hecho un acuerdo con la UNAG (Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos) que tienen tendido nacional, igual que Upanic, para impulsar este programa entre los productores de frijol y maní. Pero creo que poco a poco el sector se va a ir transformando, porque la barrera agrícola ya no se puede expandir más porque tenemos que elevar la productividad, y ese es nuestro mayor reto. Cuando vinieron los argentinos el año pasado nos fuimos de espalda cuando nos dijeron que la producción de soya es de 120 quintales por manzana y en Nicaragua apenas es de 45 y 50 quintales. Ellos manejan mucha semilla mejorada y transgénica. El productor de maíz en Honduras está sacando 45 quintales y el de aquí no pasa de 15 quintales…
¿El sector apostaría por lo transgénico para elevar la productividad?
El cornflake que comemos es transgénico, el maíz amarillo que viene para preparar el complemento de las avícola es transgénico. Cada día este producto rompe barreras. Los argentinos cuando abrieron su mercado a los transgénicos su producción se fue arriba y hoy son un granero. Esto no quiere decir que se deba abrir la puerta de par en par, pero sí se debe hacer poco a poco, tratemos primero de apoyar el uso de inoculantes y luego avancemos en el uso de transgénicos.
¿No será que los incentivos se están quedando en los grandes productores?
Todo mundo se beneficia de esos estímulos fiscales. El problema es que para que un pequeño productor pueda gozar de estos beneficios debe venir a la delegación del Ministerio Agropecuario y Forestal (Magfor) y le dicen que la pala, el arado para el buey o los discos necesita de más tramitologías y entonces el productor se cansa, da la vuela y se va. O muchas veces el delegado del Magfor le dice: venite mañana y lo llevan de mañana en mañana y el productor dice prefiero pagar los impuestos y así se evita ese dolor de cabeza. Esperemos que en la reforma fiscal esto se mejore. Por ahora solo llamamos a Ariel Bucardo (titular del Magfor) y él llama a las delegaciones para que nos resuelvan y lo hacen.
¿Si hoy lo nombraran titular del Magfor, qué políticas impulsaría a favor del agro?
Primero trataría de normalizar el horario del Estado. Es decir, debería de ser de 8:00 a 4:00 de la tarde porque cuando uno se va a los ministerios a la 1:00 de la tarde están cerrados, entonces los productores muchas veces no podemos hacer gestiones. Y dos, yo trataría de agilizar aún más el Magfor. Por ejemplo, para la renovación del uso de los insumos químicos tuvimos que llevarlo a la Comisión de Seguimiento, hacer presión y al final solo lo prorrogaron por seis meses, cuando anteriormente lo daban por varios años. El ministerio debe ser más ágil, poniendo el personal más calificado que se pueda y que este personal trate con el productor … El Magfor no debería ser una entidad solo reguladora, también debe orientar y que le sirva de beneficio al productor.
Usted es directivo del Produzcamos, ¿cómo valora el desempeño del banco?
El Banco Nacional, que sobrevivió más de cien años, no llegó tener esa eficiencia que tuvo en los primeros años de su existencia. Te digo esto porque el Produzcamos todavía no tiene ni tres años, los cumplirá en septiembre y sé que ha sido difícil mantenerlo a flote. El Banco Nacional tenía un tendido increíble que ni la banca privada lo ha tenido, pero eso fue un proceso de años. Eso mismo creemos que podría pasar con el Produzcamos. Se está agilizando la colocación de los créditos, hay un comité que está aprobando cada semana cuarenta y hasta sesenta aprobaciones desde los más pequeños hasta los más grandes. Creemos que cuando el banco cumpla cinco años dará un buen salto en sus operaciones.
¿La presencia del sector privado en la junta ha garantizado que los préstamos no se hayan politizado?
Así es. Nosotros somos bien críticos dentro de la junta directiva y reconocemos de hecho que el nuevo gerente, Leonel Torres, está haciendo un buen papel para desburocratizar el banco. Se han hecho cambios a lo interno para agilizar los servicios, pero necesitaríamos capital para abrir más sucursales y seguir llegando a los productores.
Pero las provisiones por incobrabilidad se han duplicado…
Sí, pero recordá que el banco tiene parte de la cartera de Banex (extinto Banco del Éxito) y que hemos recuperado bastante de ese crédito que estuvo en manos de morosos. Además hay programas que antes tuvieron en manos del Instituto de Desarrollo Rural y algunos de los beneficiarios estaban en mora. Todo esto explica en parte lo que está pasando con las provisiones pero estamos trabajando en esto…
Como sector, ¿se sienten parte de la lucha contra la pobreza?
Claro, sí somos de hecho la esperanza de todos los gobiernos para poder sacar a este país adelante y por eso hemos crecido en áreas de siembra… El agro es el futuro de este país. Nosotros tenemos un gran peso en la lucha contra la pobreza.
Al agro se le critica porque los productores no trabajan en gremio, ¿por qué casi siempre están dispersos?
Yo creo en el cooperativismo, pero generalmente el nicaragüense tiende al individualismo, es decir el productor dice: yo hago con mi producción lo que yo quiero y no espero a nadie. Pero en los últimos años hemos venido mejorando en eso y por eso es que hay organizaciones como Upanic y la UNAG que tenemos cobertura en casi todo el país. Estamos tratando de animar a los productores para que se agremien.
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