Ramón Villarreal Bello
Vecinos de la entrada a la comunidad de El Garabato en Tola, fueron sorprendidos por el mal olor y las aves de rapiña que ya comenzaban a digerir el cuerpo de un hombre, que según el dictamen forense tenía hasta la mañana de ayer entre tres y cuatro días de fallecido.
Juan Carlos Ruiz Hernández y Andrés Adolfo Hernández Lacayo relataron que venían de trabajar a eso de las 9:30 a.m. de ayer, cuando sintieron “el tufo” y vieron la zopilotera sobrevolando.
“Estaba hasta que negreaba de zopilotes, nosotros se los espantamos con una piedra y después nos fuimos a darle aviso a la Policía de Tola”, relató Ruiz Hernández.
El cuerpo estaba dentro de un plantío de guineos, propiedad de Emiliano Bello, a unos 30 metros de la calle pública, que sirve de entrada a la comunidad de El Garabato en Tola.
Estaba boca arriba, sin camisa y con un pantalón negro, sin zapatos pero con calcetines azules, relataron los testigos.
El cadáver tuvo que ser liberado de un cable eléctrico energizado que tenía pegado sobre el cuello, trabajo que hizo un equipo especial de los Bomberos de Rivas.
El doctor Luis Ocampo Jara confirmó que la causa de muerte había sido una descarga eléctrica, ya que el cadáver no presentaba ningún signo de violencia.
No se encontró ningún documento que pudiera identificar al fallecido y tampoco hay denuncias de ningún desaparecido.
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