Juan Vega González (*)
La excesiva concentración de poder e información en beneficio de los intereses de una sola persona puede perjudicar el cumplimiento de la misión (razón de ser) del negocio e inclusive su continuidad (riesgo de desaparecer).
Cuidar el negocio implica reflexionar sobre tres líneas fundamentales para proteger la esencia y la sobrevivencia del negocio:
1. Compromiso de cuidar el negocio y valor de incorporar cambios que fuesen necesarios. Anteponer “el bien mayor” (para el negocio, sus clientes y colaboradores) a las necesidades individuales.
Partir del “para qué ha sido creada la empresa”, en qué medida estamos cumpliendo ese propósito y protegiendo su continuidad.
2. Transparencia: Veracidad, oportunidad y claridad con que personas responsables de tomar decisiones necesitan recibir la información que les permita comprender la situación y perspectivas del negocio, para tomar “decisiones mejor informadas”.
La gerencia del negocio es responsable de hacer llegar la información relevante y oportuna a los directores o dueños del negocio.
Los directivos necesitan validar la información que reciben, tomar decisiones estratégicas y dar seguimiento al trabajo del gerente, asegurando que se define y aplica un código de conducta referido a la puntualidad, responsabilidad por resultados y transparencia de la información.
3. Conocimiento y experiencia necesarios. Son los “cerebros” que tiene a disposición del negocio quienes analizan, aportan y deciden. Experiencia, conocimiento, compromiso y relaciones ayudan a reducir riesgos y aprovechar las oportunidades de negocio.
Directores y gerentes junto con sus colaboradores precisan complementar sus habilidades financieras y de ventas con conocimientos de control, gestión de riesgos, comunicación, motivación laboral, calidad de servicio y vocación de contribuir a mejorar la vida de sus clientes.
Empresas exitosas son producto de una combinación de directores capaces y comprometidos que combinan su visión y liderazgo con equipos gerenciales y de colaboradores involucrados, capaces y motivados con el logro y resultados de su trabajo.
En la práctica, las decisiones se toman “en la trinchera” (puntos de contacto entre el cliente y los empleados). Es importante que directivos y gerente se ocupen de obtener, evaluar y decidir con información relevante que les permita entender qué está pasando en la trinchera.
Cerebros capaces, comprometidos y bien informados le ayudarán a proteger la misión y el rendimiento financiero y social de su negocio.
(*)Director de Promifin, programa auspiciado por la Cooperación Suiza en América Central ejecutado por TrIodos Facet. [email protected]
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