TAMPA/AFP/EFE/AP
Mitt Romney aceptó ayer la nominación como candidato presidencial del Partido Republicano para las elecciones del 6 de noviembre, en las que se enfrentará al presidente Barack Obama.
“Lo hago con humildad, profundamente conmovido con la confianza que han depositado en mi. Es un gran honor, y aún es una mayor responsabilidad, y esta noche les pido que caminen junto a mi hacia un futuro mejor”, ante los delegados del partido, en el último día de la convención republicana en Tampa.
Romney afirmó que “hubiera deseado el éxito de Obama, porque quiero el éxito de Estados Unidos”. “Pero sus promesas dieron paso a la decepción y a la división”, agregó Romney, quien obtuvo la candidatura republicana a la presidencia luego de haberlo intentado en 2008, cuando fue derrotado por John McCain, quien lo venció en las primarias.
En su discurso, Romney pintó un panorama sombrío de la situación en EE. UU. cuatro años después de la elección de Obama, en la que, a su juicio, “la mayoría de los estadounidenses ahora tiene dudas”, por primera vez, sobre el futuro de sus hijos.
Una de sus primeras alusiones en el discurso fue a los inmigrantes. “Somos una nación de inmigrantes. Somos hijos, nietos y biznietos de quienes querían una mejor vida, los que tuvieron el empuje, los que se despertaron de noche escuchando una voz que les decía que la vida en ese lugar llamado América podía ser mejor”, dijo Romney en su discurso ante la Convención Nacional Republicana, en el que prometió que “restaurará la promesa del espíritu de Estados Unidos” de llegar a la Casa Blanca.
Romney logró ovaciones de pie al prometer la “creación de 12 millones de puestos de trabajo” y la derogación del “Obamacare”, como bautizaron sus detractores la reforma de salud del presidente Obama, que asegura cobertura a la mayoría de los estadounidenses.
El candidato no precisó el rumbo de su política migratoria.
Rubio antecede a Romney Marco Rubio, el único hispano en el Senado, recordó ayer su niñez humilde en el seno de una familia de inmigrantes cubanos que alcanzaron el sueño americano y prometió que “la esperanza” perdida con Barack Obama se recuperará con Mitt Romney. Además Rubio manifestó que “nuestro problema con el presidente Obama no es que sea una mala persona”. “Nuestro problema”, enfatizó, “es que es un mal presidente”.
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