Chavela Vargas no era una dulce abuelita, sino la dueña y señora de un carácter de morirse. Por eso las acusaciones de su sobrina de que estaba “secuestrada” y de que viajó a España contra su voluntad son “babosadas” y así se evidenciará cuando se abra el nuevo testamento que hizo la cantante en México.
“Ni quería a su sobrina —Gisela Ávila— ni jamás estuvo dispuesta a hacer otra cosa que no fuera su santa voluntad, por eso es ‘repugnante’ todo lo que esta lleva diciendo desde que la cantante murió”, dijo a EFE su amiga Mariana Gyalui, de quien Chavela habla en un vídeo.
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