Estudiar no es su prioridad
Luis Urbina, de 14 años, lo dice tranquilamente: “Me salí de la escuela por vagancia”.
Génesis Hernández Núñez
Luis Urbina, de 14 años, lo dice tranquilamente: “Me salí de la escuela por vagancia”.
Estaba en primer año en el Instituto Modesto Armijo y asegura que la clase de Matemática y la de Orientación Técnica Vocacional eran las que más le perjudicaban: “En OTV la maestra pedía el cuaderno casi solo una vez al mes, entonces a esa hora yo me iba”.
Luis dice que el año que viene regresará a estudiar, pero que “para no estar de vago, ahora vengo a ayudarles a mis papás”, que tienen un pequeño puesto donde venden legumbres y vegetales en el mercado Roberto Huembes.
Según un estudio de la educación primaria en Nicaragua, realizado por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas, (Ieepp), con datos de la Encuesta Nacional de Hogares para la Medición del Nivel de Vida (EMNV- 2009), realizada en 7,520 viviendas, a la pregunta ¿por qué no asiste a clase actualmente?, el 23 por ciento de los encuestados respondió que “no tiene interés”.
Para el sociólogo Cirilo Otero, una de las principales razones de esta situación es que en Nicaragua “no hay una cultura de estudio, los padres y familiares no se dedican a cultivarse, no van a la escuela, a la universidad, no leen frecuentemente y si no hay eso en el hogar, difícilmente los muchachos van a tener interés por el estudio”.
Sin embargo, María Dávila, de 33 años, madre de Luis, dice que “yo le he dicho que no me gustaría verlo así como yo porque aquí aguantamos lluvia y sol, le he dicho que estudie, que no desperdicie su tiempo, para que mañana no se arrepienta”.
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