Al conocer la noticia de que el dictador Ortega les ha ordenado a sus diputados en la Asamblea Nacional que exoneren de toda clase de impuestos (incluyendo vehículos, maquinaria, materiales de construcción, impuestos municipales y todos los etcéteras) a su refinería, que es un proyecto totalmente privado donde el Estado no tiene ninguna participación, me surge la pregunta ¿para qué nos cobran impuestos a todos los ciudadanos, empezando por los más pobres que pagan impuestos por sus ropas y calzados, sus alimentos, su transporte, su canasta y sus servicios básicos?
En los Estados Unidos, una nación líder de la era moderna, la mejor economía de América, donde el galón de gasolina cuesta la mitad de lo que cuesta aquí, con todo y acuerdo petrolero de pagar solo el 50 por ciento y el otro 50 por ciento quien sabe cuándo, en esa nación todo mundo paga impuestos y los que más ganan, más pagan. En las oficinas de recaudación de impuestos puede verse un letrero que dice: “Usted solo tiene dos cosas seguras en la vida; una es que se va a morir y la otra es que va a pagar impuestos”.
¿De dónde cree usted, amigo lector, que los Estados Unidos sacan el dinero para ser líderes en medallas olímpicas, para mandar hombres a la Luna o sondas a Marte, para hacerle la guerra a Afganistán o Irak, tener toda la tecnología de punta o tener el control de los principales organismos financieros internacionales?
Algunos, muy despistados, dirán: es que se lo roban a Nicaragua o a América Latina, pero todos sabemos que más bien nos han donado o prestado miles de millones de dólares que aquí se los han robado nuestros gobernantes de turno, quizás con alguna excepción que no conozco.
En uno de los países más poderosos de la Tierra, ni Barack Obama, ni sus ministros o secretarios, ni sus amigos o socios, ni nadie pueden ser exonerados de pagar impuestos. Es la ley y la ley se cumple. Por eso tienen dinero.
Por otro lado, ese dinero no puede ser usado discrecionalmente por nadie, porque existen controles cruzados e independientes para descubrir a quien ose tocarlo y encarcelarlo, sea quien sea. Por eso Barack Obama tiene que vivir y despachar en la Casa Blanca, no puede usar ni la limosina ni el avión presidencial a su gusto y antojo ni puede pedir millones de dólares para usarlos “confidencialmente”. Allí hay normas y leyes y la ley se cumple. Por eso son un país rico, con buenas carreteras, buenas escuelas, buenos hospitales y una tasa de desempleo de menos del 10 por ciento.
Está clara la relación entre pagar impuestos, cumplir la ley y el desarrollo de una nación.
No me sorprende que Ortega no quiera compartir con los nicaragüenses ni una migaja de lo que produzca su refinería, después de todo, él usa el dinero de todos a como le da la gana.
Clamemos a Dios para que perdone nuestro pecado y sane nuestra tierra.
El autor es Cirujano General
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