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Eduardo Enríquez

La juventud y su esperanza eterna

Ayer, mientras esperaba el cambio de luz en los semáforos del Siete Sur, se acercó a la ventanilla un sonriente muchacho de la campaña de Techo, con la sui géneris alcancía en forma de casita. “¿Va a donar para la construcción de casas?”, me preguntó.

Busqué monedas, habían cinco de un córdoba (aclaro, era la cuarta vez que donaba en los dos días de la colecta). Las dejé caer en la alcancía de madera. Las monedas se estrellaban contra el fondo, creando ese inconfundible sonido. “Está vacía esa alcancía”, le dije… “Ya pronto se va a llenar”, me contestó, sin dejar de sonreír.

El semáforo se puso en verde y arranqué antes de que comenzara la “pitadera” de los conductores detrás de mí. Por el retrovisor vi al grupo de muchachos, todos con la misma actitud positiva, divertida. El sol de las 11 de la mañana en Managua, en el mes de agosto, aunque sea en el último día de ese mes, difícilmente puede poner de buen humor a alguien. Pero ellos estaban felices. 

Ese sol “pica” de verdad, al rato uno está sudando, el agotamiento y el agobio no se hacen esperar. Pero los chavalos, en su algarabía, parecían inmunes. Ayer pasé varias horas en la calle, de un lado para otro en Managua, y por todas partes vi al chavalero, todos tenían el mismo ánimo. Después de las tres de la tarde, espesos nubarrones ocultaron el sol y se dejó venir un torrencial aguacero. ¿Los chavalos? ahí seguían. Con el mismo entusiasmo, igual de divertidos y hasta orgullosos de estar resistiendo las locuras del clima para llegar a su meta de recoger dinero para ayudar a construir casas y borrar los asentamientos.

Porque esa es la otra etapa que cumplen con entusiasmo. Muchos conforman grupos que van a construir las casas. Un esfuerzo con el que sin duda le cambian la vida a una familia de escasos recursos. Pocas cosas los podrán hacerse sentir más orgullosos. Otro evento que veo despierta un entusiasmo similar es el del Teletón, en el cual cada año miles de chavalos y chavalas se lanzan a las calles a recoger dinero para los centros de la organización Los Pipitos.

¿Qué hace que estas actividades despierten el entusiasmo del chavalero? Bueno, no vamos a pasar por alto que andar en la gavilla tiene su atractivo cuando se es adolescente. El mismo efecto despertaba en los muchachos de mi generación la Colecta Nacional de la Cruz Roja. Sin embargo, creo que tanto antes como ahora hay un factor más profundo. Estos esfuerzos que hace la muchachada se ven hechos realidad en corto tiempo. En cuestión de meses ellos están viendo las casitas levantarse, muchas veces con sus propias manos. O en el caso del Teletón, los centros de los Pipitos se van alzando por todo el país, todos bien equipados. Esto les refuerza el sentimiento de que las cosas pueden cambiar y que no son tontos útiles. Que uno, el individuo, puede hacer cosas que hacen la diferencia. Sin duda eso es un motor importante.

Pero hay algo más: La eterna esperanza de la juventud. La mayoría de nosotros, los que ya vamos más adelante en el camino, tal vez agobiados con uno y mil problemas, de mala gana hurgamos en nuestros bolsillos por un par de monedas. O si el día no ha sido tan malo buscamos las monedas con un poco más de ánimo, quizá recordando cuando éramos nosotros los que estábamos del otro lado de la ventanilla. Pero ya esa esperanza, ese optimismo de cambiar las realidades sociales ha desaparecido en muchos de nosotros.

Estamos claros que la juventud se va “para nunca más volver”. Pero, ¿tiene que irse irremediablemente también la esperanza? Los nicaragüenses estamos inmersos en una sociedad en la que prácticamente hace falta todo y nada funciona. A los más viejos, luego de tantos fracasos y desilusiones, ante la inmensidad de la tarea y la conciencia de nuestra temporalidad no nos queda mucho optimismo para emprender nuevas luchas, sin embargo, caer rendido, conformarse, es solo una manera de morirse más rápido.

Quizá deberíamos los mayores copiar este modelo de los chavalos. La magnitud del reto —nada más y nada menos que desaparecer los asentamientos de Nicaragua— no los amilana. Ellos no están pensando en acabarlos mañana. Ellos van una casa a la vez, un peso a la vez. Y no importa que la alcancía esté vacía a media mañana, ni que el sol esté fuerte, ni que llueva a cántaros horas más tarde. Ellos saben que cada córdoba que reciben muy pronto estará haciendo su aporte para cambiarle la vida a una familia nicaragüense. Y ellos lo saben porque la casa la levantan ellos mismos.

Tal vez es por ahí la cosa. No dejar las tareas en manos de otros. No tener temor a enfrentar grandes retos tampoco, saber que los debemos resolver paso a paso y no de una sola vez, y sentir satisfacción ante cada etapa completada, aunque el sol queme, aunque la lluvia moje y aunque el cansancio agobie. / Eso de que la juventud es eterna sabemos que es una mentira. Pero la esperanza, y las lecciones que nos enseña sí pueden ser eternas, y ojalá, contagiosas.

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@GuayoPeriodista

COMENTARIOS

  1. Abel Gallard Prio
    Hace 12 años

    Este articulo no solo es esplendido sino que inspirador y me hace soñar de lo que podria ser Nicaragua, si este espiritu se desarrollara a orgullo nacional. Un poco de conciencia de parte del gobierno con apoyo genuino y no, por provecho politico, elevaria ese sueño a una realidad que nos llenaria de orgullo.

  2. moncho arcia
    Hace 12 años

    Te felicito por tocar este tema, yo tambien observe estos chavalos regados por toda Managua, y en todas partes mostraban el mismo entusiasmo y sonreian al compas de los rayos del Sol o el piquetear de la lluvia. Nunca se rindieron. Estos si son actos que merecen hacernos sentir orgullosos de se Pinoleros.

  3. Frank Jose Vilchez
    Hace 12 años

    Que articulo mas refrescante. Al contrario de lo que he oido gente decir “No jodido!! Andate a pedirle al diablo o al que vive en el carmen que es el que se robo todo!!” La realidad es que si nosotros los Nicaraguenses no hacemos nada para solucionar nuestros problemas, nadie va a solucionar esos problemas por nosotros.

  4. Horacio Leiva
    Hace 12 años

    Duele decirlo pero la juventud en este pais es producto del consumismo capitalisma, consumismo que han aprovechado los “socialistas, solidarios yCristianos” para manipularlos a su gusto y antojo. Lo que ocasiona que no falten los altruistas que de una u otra manera traten de dar su grano de arena;pero fuera de una voluntad, no hay más que pedirles o esperar de ellos.Terminan su labor, hacen su acción del día, creen limpiar su conciencia ,y,después que ? Bien gracias, ha buscarlos en las disc

  5. Todos podemos
    Hace 12 años

    Muy bonito el comentario y a la vez estimulante tanto para los chavalos inmersos en ayudar como para nosotros los viejos o mejor dicho los mayores. Es dificil “levantar” nuestra esperanza perdida. El trabajo de buscarla, encontrarla y echarnosla al hombro, despues de haberla perdido tantas veces. Pero se puede y no darse por vencido es la clave. Asi como peso por peso se llena la cajita, asi cada dia debemos de hacer algo positivo, para nosotros mismos, para un vecino y para la sociedad.

  6. Sentido común
    Hace 12 años

    Nunca se rindieron. Estos si son actos que merecen hacernos sentir orgullosos de ser Pinoleros.
    Muy loable, pero que frustante es que estos sueños y esfuerzos no desemboquen en un desarrollo sostenido por la rapiña, avaricia y miopía de un dictador y su camarilla de delincuentes insaciables.

  7. rota
    Hace 12 años

    Muy buen aticulo, es como tomarme una cerveza bien helada. La juvenud es fuerza y suenos y es esta la que va a redimir al paisito. Me recordo cuando era joven que junto a otros administramos una fabrica textil de grandes dimensiones, y aunque faltos de experiencia en el ramo, nos encontramos con situaciones dificiles que solamente la fuerza de lucha que caracteriza al joven, las supera.

  8. Karim
    Hace 12 años

    Conozco gente adulta, positiva siempre y sobre todo de buen ánimo y se debe que pocos adultos mantienen a ese joven dentro, hay quienes le llaman viejos ridiculos, pero la verdad es que no paran de soñar con subir la montaña. Fuera bueno que don Eduardo se juntara con sus amigos empresarios y realizaran una amalgama con esta juventud, seguro que tambien sentirian ese orgullo, de hacer agentes del cambio y dejar esa pasividad e indolencia con sus compatriotas.

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