Mabel Calero y Lucía Vargas
Unas semanas antes que se diera el sismo de ayer, la altura de las olas indicaba que las cosas no estaban bien, según los pescadores de Casares y La Boquita quienes asociaron el fenómeno natural a la marea alta que se dio la semana pasada.
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“Por lo general cuando se dan estos sismos fuertes, recordamos el maremoto de los noventa que dio aviso. Me acuerdo que una semana antes había fuerte oleaje y después el mar se retiró de la costa”, recordó Danilo Rodríguez, pescador de Casares.
Una vez que se dio la alerta, los pescadores y arrendatarios de negocios decidieron salir por su propia cuenta de la costa. Al lugar se presentaron 12 personas de la Cruz Roja, diez miembros de la Policía de Carazo, 22 efectivos militares del cuarto comando del Ejército, así como representantes de la Alcaldía de Jinotepe y Diriamba donde se localizan los cuatro balnearios: La Boquita, Casares, Huehuete y Tupilapa.
EN GRANADA
Luego del sismo, en La Gran Sultana la gente no escondió el miedo por derrumbes de las estructuras antiguas. En el mercado dijeron que las viejas paredes del centro de compras son un atentado.
“Sentí mareo al momento del temblor y miré cómo los alambres de energía eléctrica se mecían, pero lo que más me dio miedo fueron las paredes del mercado, porque están muy dañadas”, relató la comerciante Magdalena López.
César Guadamuz, gerente de puertos lacustres del lago Cocibolca y San Juan del Sur, informó que el oleaje del lago se mantuvo tranquilo y por lo tanto la actividad lacustre fue normal en el muelle de Granada.
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