Los zapatos son una parte esencial del vestuario tanto masculino como femenino.
Los zapatos femeninos se pueden clasificar en tres categorías por el tamaño de sus tacones: plano, de medio tacón y de tacón alto.
Los planos son los más utilizados para uso sport y para el trabajo.
Los de medio tacón, son los más utilizados a diario para el trabajo y para la rutina diaria; se visten con traje de chaqueta y con cualquier otro conjunto de ropa casual e incluso formal.
Los de tacón alto son los zapatos de vestir y suelen ser los zapatos para la noche y para lucir con el vestuario más elegante y de etiqueta.
En cuanto a colores, a diferencia del calzado masculino, el zapato femenino abarca toda la gama de colores posibles, siendo los más oscuros, por regla general, los más utilizados para vestir de etiqueta. Para el resto de vestuarios todos los colores pueden ser válidos.
Los zapatos deben estar siempre bien limpios, en buen estado de conservación, mejor guardados en su caja y, en la medida de lo posible, deben limpiarse todos los días.
El calzado es importante, pues estudios demuestran que muchas personas es en lo primero que se fijan. Por eso es muy importante causar una buena impresión.
Los zapatos, sobre todo los de vestir, deben ser finos, de piel y de suela delgada; si además son cosidos a mano, mucho mejor en cuanto a calidad y duración. Para combinar de forma correcta un zapato, es adecuado que haga juego con el cinturón y el bolso en la medida de lo posible.
Los zapatos mocasines, zuecos, zapatillas, alpargatas y otros modelos similares no se utilizan para vestir de etiqueta o con vestuarios de cierta formalidad, como puede ser un traje de chaqueta.
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