El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) realizó esta semana la asamblea anual para elegir a su presidente y demás miembros de su consejo directivo, y celebrar de esa manera el Día del Empresario Nicaragüense que por decreto gubernamental es el 8 de septiembre de cada año.
En esta ocasión el Cosep ha vuelto a reelegir —por quinta vez y para un sexto período— a su presidente, José Adán Aguerri, lo cual ha motivado otra vez la crítica en los sectores políticos y de la sociedad civil. Consideran quienes critican al Cosep que en Nicaragua la reelección es una aberración política que para mantenerse en el poder han usado todos los dictadores que ha sufrido la nación, desde José Santos Zelaya hasta Daniel Ortega. Y estiman que el Cosep justifica el reeleccionismo orteguista, al reelegir una y otra vez a su propio presidente.
Pero la reelección del presidente del Cosep no es igual a la del presidente de Nicaragua. El Cosep es una institución privada de la cual su presidente es más bien un gerente y su autoridad obliga solo a las cámaras y los empresarios que forman parte de esa confederación empresarial. El presupuesto que maneja el presidente del Cosep es patrimonio particular de los empresarios, no de la nación. De manera que el Cosep puede disponer incluso que su presidente permanezca en el cargo de manera vitalicia, si tal fuera la voluntad de sus afiliados y así lo establecieran en sus normas de gobierno interior.
La reelección del presidente de Nicaragua es completamente diferente. El presidente de la República maneja y ejecuta el Presupuesto de la nación formado con los impuestos de todos los nicaragüenses. Él es el jefe del Gobierno y del Estado, ejerce el mando supremo de las fuerzas armadas y represivas del país, representa a la nación ante el mundo y su autoridad (legítima o ilegítima) se impone a todos los nicaragüenses, independientemente de que sean sus partidarios o sus opositores.
Además, la reelección del presidente del Cosep es legal, está permitida por su Pacto Constitutivo y Estatutos, mientras que la reelección del presidente de Nicaragua es prohibida expresamente por la Constitución Política de la República, en períodos consecutivos y por más de una vez. Por eso Ortega ha tenido que violar flagrantemente la Constitución para imponer su ilegal reelección.
Por otra parte, aunque el Cosep sea una institución privada sus acciones son de interés público y está expuesto a la crítica ciudadana. De manera que quienes consideran que el Cosep no debería reelegir a su presidente, tienen derecho a decirlo. Sin embargo, lo más importante no es la reelección del presidente del Cosep, sino lo que los empresarios hagan en beneficio o perjuicio del país. Y ante todo es el mismo Cosep el que debe dilucidar si está siendo consecuente o no con su principio fundacional de que “La empresa privada produce libertad y democracia”; y si es fiel al legado de Jorge Salazar Argüello, cuyo sacrificio en la lucha por la libertad —económica y política— y por la “promoción y defensa del Estado social de derecho”, motivó precisamente la proclamación del Día del Empresario Nicaragüense.
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A