Agencias
a pequeña editorial en la que se publicó apenas tenía dinero para promocionarlos, así que los libros se dieron a conocer a través de internet y mediante el boca a boca. Los e-books también fueron clave: gracias a la variante electrónica.
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Hace tiempo que en Estados Unidos es “el libro”, mientras que en Reino Unido ya ha superado al mismísimo Harry Potter. El nombre del éxito es: 50 Shades of Grey ( Cincuenta sombras de Grey ), historias de erotismo, sado-maso, dominio y sumisión con las que su autora, E.L. James, se ha convertido en un auténtico fenómeno internacional.
En todo el mundo se han vendido más de cuarenta millones de libros de la trilogía, con los que la británica Erika Leonard —nombre de pila de la autora— se convirtió en multimillonaria en apenas unos meses. Ahora, aprovecha el tirón junto con sus diligentes socios y pone en marcha la maquinaria del marketing.
Primero, a partir de la semana que viene estará disponible un disco con las piezas de música clásica que aparecen en los libros. Los derechos para su salto a la gran pantalla se concedieron a cambio de varios millones y, además, hay anunciada una colección de ropa. Quien no quiera imaginarse qué tipo de prendas íntimas se ofrecen siguiendo el estilo Cincuenta sombras de Grey , puede adquirir jerseys y camisetas.
¿Habría que creer a Leonard cuando afirma que ella misma sigue asombrándose? ¿Que los millones no han supuesto grandes cambios para ella, su marido y sus dos hijos adolescentes, más allá del nuevo Volkswagen que reemplazó a su viejo Honda? Y la imagen de esta cuarentañera que rara vez se muestra en público y escribe bajo un discreto seudónimo, ¿es verdadera o solo marketing?
¿Y las feministas?
Ante la pregunta de cómo se explica que masas de mujeres de todo el mundo se entusiasmen con las fantasías de sumisión de su protagonista, contesta con timidez: “No tengo ni idea. Es raro”. Afirma que jamás se habría esperado que sus historias tuvieran tal recepción. “En realidad, fue un alivio ver que también le gusta a otra gente, y que claramente no soy tan horriblemente perversa”.
No le importan los análisis que apuntan a que la mujer, en la era del post feminismo y la creciente igualdad de oportunidades, vuelva a sentirse atraída por un hombre a través de la sumisión.
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