Ledia Gutiérrez lanzas
Psicóloga clínica
Es increíble los efectos que provocan las caricias. Crean seguridad, confianza en sí mismo y en los demás, prácticamente se ve el mundo con un prisma totalmente positivo, entusiasta y en fin los logros son absolutamente saludables.
Entendemos por caricias: abrazos, besos, miradas, elogios, detalles como prestar atención, dedicar tiempo o todo aquello que nos haga sentirnos bien.
Asombroso es como algunos padres no le dan valor a tan riquísimo efecto que hacen las caricias, y se excusan que al no recibir de sus papás no lo puedan transmitir.
Lo llamativo del ser humano es que estamos diseñados para aprender o reaprender, no hay excusas si estás sabido, consciente que la responsabilidad ya sea como padres o como parejas se debe brindar afecto que es lo que sostiene una relación. Entonces por qué no hacerlo.
Redificarse no es fácil, aprender a tener contacto con otras personas para muchos es una dificultad enorme y tiene sus orígenes en la niñez por problemas de personalidad, como es la timidez, baja autoestima.
El consejo: practiquemos siempre relacionarnos, comunicarnos, estar prestos a la convivencia, la armonía y crear espacios para estar juntos.
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