Fiestas Patrias
Hoy viernes 14 de septiembre (aniversario de la gloriosa Batalla de San Jacinto en contra de los filibusteros, en la que participaron aborígenes flecheros matagalpinos de la comarca de Yúcul al mando de Patricio Centeno) y mañana sábado 15 de septiembre (día de la Independencia de Centroamérica de la corona española), los compatriotas de dentro y fuera del territorio nacional celebramos en grande y con especial alegría estas tradicionales efemérides.
Qué interesante recorrer cualquier parte de nuestra Nicaragua y poder observar a los educandos de diferentes casas de estudios, desfilando muy orgullosos con sus bandas escolares, para muy bien hacerles honores a la Bandera azul y blanca y al Escudo de la patria, que nos dieron el gran derecho de hacernos llamar ante el mundo nicaragüense por gracia de Dios.
Salvador Pérez González
“Quedaremos estancados”
De vez en cuando, aparecen funcionarios públicos, dotados de capacidad, dedicación y probidad, que producen cambios sustanciales que mejoran al país y tienen además una intención magisterial. Tal es el caso del economista Francisco José Laínez, quien acaba de publicar su último libro Quedaremos estancados .
Se trata de un autor con 18 años de exitosa carrera bancaria relatada con objetividad. Regresó de Chile a los 25 años en 1952, donde se graduó en Ciencias Económicas con honores. Fue asignado a la dirección de estudios económicos del Banco Nacional de Nicaragua y desde allí empezó su ascenso a base de méritos profesionales, no de conexiones amistosas. Dirigió el departamento de emisión hasta culminar en la presidencia del mismo banco estatal. Desarrolló una política de modernización de las áreas productivas especialmente agrícolas y ganaderas, contó con el apoyo de la empresa Latino Consult que daba al mismo tiempo asistencia técnica en las zonas rurales y obtuvo financiamiento para esos programas del Banco Interamericano. Convirtió al Infonac en una estación experimental.
En 1959 se produjo una baja en el precio de la mota blanca que causó la quiebra de muchos algodoneros. La solución de Laínez fue una moratoria que devolvió la tranquilidad al país ya que ese cultivo era la fuente más importante de trabajo. Después fundó y presidió el Banco Central que produjo modificaciones fundamentales en la política financiera y monetaria de Nicaragua. Sin embargo su interés fue más allá y modernizó todo el sistema bancario y financiero nacional bajo su jurisdicción. El Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó cifras nunca vistas. La moneda se mantuvo firme. Recuerdo como detalle curioso el acuñamiento de una moneda de oro conmemorativa con peso de una onza que se podía adquirir libremente y quienes guardaron esa pieza de valor obtendrían una ganancia 20 meses mayor que la inversión original.
Siendo presidente del Banco Central rechazó una solicitud del dictador Anastasio Somoza Debayle, quien pretendía crear un banco de su propiedad, por considerarlo antiético. Comprendiendo lo inevitable de la decisión del dinasta renunció y se marchó a su casa. Conociendo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal la probidad, entereza y preparación del doctor Laínez, lo invitó a dirigir la página económica de LA PRENSA, donde permaneció varios años.
El gesto independiente y profesional del doctor Laínez sentó un precedente que recientemente confirmó el licenciado Antenor Rosales, quien tuvo el coraje de denunciar en público que se estaba siguiendo un procedimiento irregular al decidir el presidente de la República disponer de los fondos de moneda dura custodiado por el Banco Central, para formar parte Nicaragua de un banco de la alianza bolivariana. Estas dos anécdotas demuestran que hombres de convicciones son capaces de mantenerse apegados a sus valores.
También contiene la obra juicios muy sensatos y patrióticos sobre la situación actual de las instituciones del Estado, especialmente del Consejo Supremo Electoral y del irrespeto a la Constitución y las leyes. Su crítica incluye la inoperancia de la “oposición” al régimen actual. Estoy seguro que la obra de Francisco Laínez será apreciada por quienes desean no solamente lecciones de economía y finanzas, sino también demostraciones de honestidad.
Emilio Álvarez Montalván
Una caricatura
Los caricaturistas, esos geniales dibujantes que conjugan el buen humor con su digno trabajo y la dura realidad que vivimos los nicaragüenses, aportan una importante cuota de alegría o relax al pueblo que se debate entre la incertidumbre de un trabajo que le permita mantener a su familia y la esperanza de un mejor ambiente político que facilite poder disfrutar de nuestro bello país, sin el temor de que otra vez se van a robar las elecciones, no porque esto último signifique un revés para el votante sino porque es simplemente vergonzoso que esto suceda en un país que se precia de democrático.
Uno de estos artistas plasmó en su caricatura el diálogo entre un lago y un volcán, en el que el lago le dice al coloso en erupción: “Por lo menos ustedes tienen cómo hacerse respetar”. El pobre lago se siente infinitamente más vulnerable que el volcán y a merced del hombre que no escatima para ensuciarlo y contaminarlo cada día más y más, y solo logra avizorar una lejana intención de salvamento que no pasará de ser un burdo proyecto, mediante el cual el Gobierno se jacta de sacar la cara por el pobre lago, haciendo creer al pueblo que van a sanearlo.
El recordado bachiller Oscar Pérez Valdivia, dijo en cierta ocasión que iba a proponer cambiar el nombre al Xolotlán y al lago Titicaca (el lago navegable más alto del mundo, situado en la frontera entre Bolivia y Perú), intercambiando las dos últimas sílabas de uno y poniéndoselas al otro, quedando de esta manera “Titi Tlán uno y Xolo Caca el otro. El chispeante buen humor del bachiller no hizo más que evidenciar una vez más el inmenso reservorio de excrementos que representa el “novio de Managua”.
Los gobiernos se han “preocupado” por embellecer el malecón a orillas del lago para que la población pueda gozar de un delicioso rato de esparcimiento, pero este se ve frustrado por el consecuente hedor que el pobre lago despide, mismo con el que recibe a los visitantes, haciéndolos salir en carrera, pues es verdaderamente imposible permanecer allí, a menos que se esté muy acostumbrado a la fetidez del lugar.
Sin embargo, el marketing gubernamental ofrece con el malecón, “comodidad, calor humano, cultura y mucha naturaleza, proporcionando al turista una experiencia única y satisfactoria”. Y para colmo, construyeron un puerto, al que bautizaron con el nombre de Salvador Allende. ¿Es ese el culto profesado a su extinto gran amigo? Pero si he de ser justo, el malecón, en realidad es una belleza… que podemos disfrutar con la nariz bien tapada. Al fin, caricatura.
Ramón Pineda
Exposición pictórica
Felicito a Ramón Rodríguez por dar albergue en el Teatro Nacional Rubén Darío a la muestra personal del pintor José Quant. Un gran acierto de su parte, sin lugar a dudas, otra faceta de su alma de artista.
En la obra de Quant hay una fuerte tendencia a lo que yo atrevidamente llamaría un realismo expresionista, buscando en sus figuras su lado expresivo por encima de lo estético o bello y lo logra magistralmente.
Se nota en su obra llena de fuerza plástica y riqueza cromática su preferencia por la figura femenina, en la que persiste ese aire de soledad y tristeza que plasma con exquisito realismo. Sus mujeres hablan, sufren y nos dejan ver sus interioridades y sus preocupaciones existenciales. Las figuras alargadas y nostálgicas recuerdan al Greco.
Hasta Pachucco, el macho de los ojos profundamente desolados, mitad bohemio, mitad bandido, presenta un matiz cargado de melancolía. No hay duda que Quant, con sus seguras pinceladas nos muestra el dominio que posee para imprimir a su obra una fuerte expresión y de manera plástica, un sentimiento.
Ileana Remigi
Ver en la versión impresa las páginas: 11 A