Lucydalia Baca Castellón
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Usar semilla criolla y acriollada de ciclo corto en la siembra de postrera y apante —los dos últimos subciclos del periodo agrícola 2012-2013— para evitar los posibles estragos de la sequía en la cosecha es la alternativa que promueve Semillas de Identidad de Nicaragua, una campaña que lidera un grupo de organismos no gubernamentales y la cooperación internacional.
Ambos tipos de semillas son los que por años han producido los agricultores. Incluso algunas variedades han sido caracterizadas “como las de frijol guariseño y cuarenteno y en el maíz, el olotillo y el pujagua”, explica Harold Calvo, coordinador de la campaña.
El experto explica que pese a que se cree que este tipo de semilla tiene menor rendimiento que las mejoradas, señala que si el productor siembra en condiciones adecuadas en materia de tecnología, manejo y agronomía del cultivo, los rendimientos de la semilla criolla y acriollada pueden ser similares a la mejorada.
MÁS BONDADES
Además destaca que una de las bondades de las semillas criollas y acriollada es que aunque el entorno donde se siembre sea adverso —azote de la sequía por ejemplo— estas siempre van a producir alimento. En contraste, la semilla mejorada no produce nada y además demanda grandes cantidades de agroquímicos.
Según Calvo, estudios han revelado que el 76 por ciento de la producción de granos básicos del país (maíz, frijol, arroz y sorgo) se hace con semilla criolla y acriollada.
La campaña también promueve que la siembra de postrera se haga antes que concluya septiembre, para aprovechar la humedad relativa que han dejado las últimas lluvias.
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