Tatyana Luna
Vida
Una década atrás no cantar el Himno Nacional en la plaza del colegio era sinónimo de un buen castigo. Los chavalos de primer nivel a quinto año bien formaditos proseguían con respeto a entonarlo, unos al son de la banda y otros a capela mientras izaban la bandera los abanderados.
Actualmente la realidad es otra. En vez de fomentarse aún más los valores patrios tanto en la familia, colegio y la sociedad, que son los responsables de formar al individuo desde niño, más bien se han perdido. Hoy los niños, adolescentes, jóvenes y hasta los adultos prefieren que la pista del Himno Nacional se escuche por el simple hecho de no querer cantarlo, cuando en realidad cada palabra refleja la historia del pueblo nicaragüense.
En otros casos, los mismos estudiantes al ser cuestionados por los medios de comunicación de las grandes hazañas realizadas por los próceres y héroes, se quedan en silencio u otros contesta como “Cantinflas”, hablan y hablan, y no dicen nada. O en el peor de los casos hasta los confunden.
El psicólogo, César Briones Mendieta reconoce que el problema de que los estudiantes y adultos no respeten ni conozcan los símbolos patrios y la historia de nuestro país no obedece a una situación psicológica sino más bien a un proceso de transculturización que viven las personas, y que olvidan lo nuestro por seguir las costumbres de los demás países.
OTRAS CULTURAS
“Existen mucho estímulos extranjeros y por ende a los chavalos les interesa más las canciones del momento o las noticias de la farándula, que investigar la vida de Rubén Darío o las hazañas de Miguel Larreynaga”, afirma el especialista. Esto implica que el proceso de educación debe estar enfocado en rescatar los valores patrios desde temprana edad y que la sociedad se encargue de mantenerlos vivos.
Aunque, según Briones Mendieta, pueda ser que los estudiantes no quieran identificarse con la historia del país por rebeldía, porque al ver que los maestros los obligan a cantar todos los lunes y viernes el Himno Nacional, estos deciden retar a la autoridad —que en este caso son los docentes— y evitan seguir órdenes.
Es por esto que este proceso debe ser un trabajo en conjunto, y no dejarle al colegio toda la responsabilidad, las familias deben fomentar el respeto, amor y la identidad cultural de Nicaragua, afirma María Argüello, docente de la materia Moral y Cívica.
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