Wilder Pérez R.
Un satélite en manos de Daniel Ortega es más que un juguete sofisticado. Le permitirá hacer llegar su mensaje de forma más amplia y efectiva a todo el país y probablemente fuera de las fronteras, un poder de comunicación que nunca antes un otro mandatario nicaragüense, o centroamericano, ha tenido en la historia.
Hay quienes creen que, el que Ortega pase de ser dueño de canales de televisión a tener satélite propio, prácticamente le ayudará a “conquistar” su proyecto político y económico.
• Las desventajas son que caducará en 15 años, tras lo que se convertirá en basura espacial, y está expuesto a tormentas eléctricas y daños por colisiones espaciales.
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“Un satélite lo colocaría como un líder con visión y alcance mundial. Entonces: satélite, más televisión, más refinería, más Gobierno, igual a mayor hegemonía por mayor cantidad de tiempo”, comentó el periodista Alfonso Malespín, especialista en comunicación social.
De hecho, el satélite anunciado la semana pasada, llamado Nicasat 1, es para ser utilizado en el área de las telecomunicaciones. En esto coincide con el proyecto Venezat 1, de Venezuela, que tenía entre sus objetivos principales hacer llegar el mensaje estatal a las zonas alejadas. A simple vista, el artefacto fortalecería la estrategia electoral para la campaña presidencial de 2016, pero es solo una pieza del muñeco.
Según Malespín, serviría para que Ortega “regionalice su holding empresarial”, no solo por el alcance de satélite, sino también por todo el dinero que cobraría por las telecomunicaciones nacionales.
Esto tiene sentido incluso desde el punto de vista científico. De acuerdo con David Castillo, director de la Asociación Científica de Astrónomos y Astrofísicos de Nicaragua, dedicar el Nicasat 1 solo para las comunicaciones en Nicaragua sería como meter a tres personas en un bus para ochenta personas, razón por la que debería aprovecharse el potencial de Centroamérica y el Caribe. Sobre el “alivio” de la pobreza por medio del satélite, tal como lo anunció el director de Telecomunicaciones, Orlando Castillo, Malespín recordó que todo dependerá del destino que le den a los recursos. El “juguete” costará cada año más de lo que el Gobierno central destina a la región Caribe.
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