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Los músicos

Ahora el Ensemble de la Upoli se manifestó. Partiendo de George Haendel con el fragmento de la sinfonía de la ópera Salomón y de su música acuática, llevada a la ceremonia por la ampulosidad luminosa con luces en el cielo y peces en el agua, interpretó piezas de todo lo que es capaz de dar una sinfónica.

JOAQUÍN ABSALÓN PASTORA

Ahora el Ensemble de la Upoli se manifestó. Partiendo de George Haendel con el fragmento de la sinfonía de la ópera Salomón y de su música acuática, llevada a la ceremonia por la ampulosidad luminosa con luces en el cielo y peces en el agua, interpretó piezas de todo lo que es capaz de dar una sinfónica. Evidencia de garbo sonoro en la síntesis.

Francisco Jarquín Vega destacó en su crítica “la belleza de la instrumentación de la flauta traversa por ese gran maestro nacional Raúl Orlando Martínez en la premier en Nicaragua del divertimiento en mí del joven compositor ruso Andrey Rubtsov”.

Cupo la complejidad de un viaje encomendado a las alas de la música, saltando sobre generaciones, pero de una forma que no lastimó el comportamiento universal que bulle en las concertaciones académicas no vinculadas con la sofisticación culpable que, en la modernidad, le rompe el alma a la eufonía.

Fueron puestos compositores como el cubano Manuel Saumel con su contradanza pero dicho eso con el lenguaje simbólico, innovador que no se aparta de los encantos del ritmo, más los refrescantes y celebrados arreglos de los maestros Martínez y Buitrago.

Un viaje con escalas exquisitas, optativas, desde el alemán Haendel hasta el nicaragüense José de la Cruz Mena, en una demostración de que los grupos de cámara pueden salirse de sus límites y lucir la habilidad colectiva de las orquestas sinfónicas.

Cultura Ensemble Salomón Upoli archivo

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