Wilder Pérez R.
Nicaragua está elaborando una fórmula que cambie el mercado mundial de carbono, un mecanismo con el que las Naciones Unidas ha intentado sin éxito combatir el exceso de dióxido de carbono que hay en la atmósfera, conocido como REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación).
Aunque no está terminada, la nueva fórmula ya tiene nombre y se llama ENDE (Estrategia Nacional de Deforestación y Degradación).
Nació porque el Gobierno de Nicaragua no está de acuerdo con REDD, confirmó el encargado de la ENDE por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), Javier Gutiérrez, durante un taller sobre bosques y cambio climático realizado recientemente en Managua.
El desacuerdo nicaragüense con REDD se debe a que el Gobierno rechaza el “enfoque de mercado” que este mecanismo tiene sobre los bosques, y porque a su juicio no resuelve el fondo del asunto, que es de contaminar menos, de acuerdo con el funcionario.
La propuesta ENDE consiste en promover un “bono ambiental forestal” para la conservación y manejo de los bosques, según Gutiérrez, basado en el enfoque de “no mercado y restitución de derechos con énfasis en la biodiversidad (flora y fauna), en la adaptación al cambio climático, y el pleno respeto a la Madre Tierra y los derechos indígenas”.
Hasta ahora la crítica más severa es que el financiamiento dependería en parte de donaciones, y que hay bosques, como los que cuidan los indígenas al norte de Guatemala, que son conservados con la filosofía REDD.
A falta de correcciones, la ENDE ya tiene el respaldo de la Alianza Nacional de Cambio Climático, una asociación de ONG.
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