Wilder Pérez R.
La quema de llantas es un delito, tanto nacional como municipal, y si estas prácticas continúan en las protestas, el Foro Nacional de Reciclaje podría dar seguimiento a estos casos, anunció su presidente, el ecólogo Kamilo Lara.
Un ejemplo inmediato es el daño que causan en otros vehículos, y es que los alambres que sobran de los residuos derretidos se meten entre las ruedas de los vehículos que pasan encima.
Aparte están los taxistas que se aprovechan de la necesidad de los usuarios, según Lara, ya que algunos cobran más que el promedio por carrera, y aún cuando bajan los precios del combustible, otros no rebajan.
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Las declaraciones de Lara surgieron a propósito de las últimas protestas de algunos dueños de taxis, que encuentran en la quema de llantas en la vía pública la forma de exigir que sus demandas económicas y de ordenación sean escuchadas.
De acuerdo con el ambientalista, la legislatura nicaragüense prohíbe expresamente la quema de llantas en el reglamento de la Ley General de Medioambiente y los Recursos Naturales.
Asimismo, la Alcaldía de Managua también tiene una prohibición de quema de llantas en una ordenanza municipal emitida en el año 2006.
“Se dan el derecho de contaminar el medioambiente, cuando hay una ley que establece claramente delitos ambientales para los que incineren llantas, porque son altamente tóxicas, contaminantes y cancerígenas”, comentó Lara.
Y en este caso, la contaminación es múltiple, según el especialista, porque hay una afectación puntual y otra extendida.
La contaminación puntual es la que provocan a las personas que transitan por las vías en que ellos queman las viejas llantas.
La contaminación extendida es cuando la “pluma de humo” se esparce por el aire y afecta a personas que están alejadas del lugar de las tóxicas protestas.
Además del aire, también se contamina el suelo y el lago de Managua, explicó Lara, porque los residuos sólidos, especialmente los alambres que sobran, tienen al Xolotlán como destino final, con todos los químicos tóxicos y metales pesados que los componen.
“Es una cadena de delitos: la contaminación al aire, a las personas, más cercanas, exposición al peligro y la pluma contaminante”, expresó el presidente del Fonare.
La incineración de llantas para llamar la atención no es una acción exclusiva de las protestas de los dueños de taxis.
A este delito acuden universitarios, dueños de buses, pobladores que exigen agua o luz. Las quemas continúan impunemente.
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