Una frecuente preocupación de los varones es “que los testículos no le están funcionando bien”, conclusión a la cual arriban con motivo de que está padeciendo de disfunción eréctil o no ha podido embarazar a la esposa.
Los testículos tienen dos funciones: secreción de testosterona que produce y mantiene características sexuales del varón, y la producción de espermatozoides. El funcionamiento testicular está regulado por hormonas que produce una parte del cerebro que es el hipotálamo. Cuando falla el funcionamiento de los testículos aparece el hipogonadismo masculino (HM).
Hay dos tipos de hipogonadismo: el primario, que es cuando se nace con trastornos testiculares producidos, por ejemplo, por el síndrome de Klinefelter que afecta a uno de cada quinientos varoncitos.
El hipogonadismo secundario es consecuencia de trastornos testiculares o problemas de mal funcionamiento a nivel del hipotálamo-hipófisis entre los que se encuentran traumatismos, tumores de la hipófisis, alcohol, fármacos, infecciones por virus, cirrosis hepática, mal funcionamiento de los riñones y avanzada edad.
Entre los síntomas del HM destaca la esterilidad, que suele definirse como la falta de concepción después de 12 meses de coito sin medidas de protección.
La falta de testosterona condiciona pérdida de libido o apetito sexual y falta de dureza del pene para poder realizar el coito, así como disminución de las características sexuales, como el vello facial y púbico.
Otros síntomas son la disminución del grosor de los músculos, malestar general y fatiga.
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