Desde hace muchas décadas, conforme la vida de las personas se fue complicando y el tiempo disponible para cocinar fue disminuyendo, surgió el invento de los sándwiches y fue una buena alternativa para todos.
Al principio estos eran sumamente sencillos ya que se preparaban en un instante con el jamón, el queso amarillo de rodaja y un pan molde cualquiera (no eran muy nutritivos).
Este concepto de los sándwiches ha cambiado muchísimo a través de los años, ahora hay una enorme variedad de ellos algunos hasta muy sofisticados y con gran valor nutritivo. Siempre siguen siendo una alternativa rápida para el ama de casa ya que se pueden hacer con productos que tenemos a mano en nuestras refrigeradoras.
Los panes que se utilizan para hacer los sándwiches son todos, si los quieren saludables les recomendaría; los integrales pesados, pita, ciabatta y bagel integral. Al pan le puede untar mostaza, de cualquiera de las que existen en el mercado, mayonesas light o preparada en casa con aceite de oliva o canola, trate de incluir lechugas y vegetales que harán sus sándwiches más grandes, sin aumentarles calorías. Hay embutidos de toda clase; de pollo, pavo, res, lomos de cerdo rodajeados, sobrantes de pollo o carne, etc. También hay infinidad de tipos de quesos para enriquecer el sabor de sus sándwiches. Una vez que los tengan hechos, tienen varias opciones: los pueden calentar en un horno, hacerlos aplastados en la plancha o comérselos al tiempo con un pan fresco. Recuerden que si no lo va a comer inmediatamente, no incluyan la lechuga y los vegetales para que no afecte la calidad y la presentación de este.
Los sándwiches son prácticos para llevar a sus paseos (envuélvalos en una toalla húmeda para que no se sequen), sirven muy bien como bocas, cortándolos en triángulos pequeños, cuando convidemos a tomar café, como merienda o como sustituto de un almuerzo o cena. Los invito a que sean creativos en su cocina haciendo mezclas diferentes que no las haya hecho nadie y que pueden resultar deliciosas. ¡¡¡Bon Appetite!!!
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