Edgard Rodríguez C.
“Aprendí un mundo. Recuerdo bien el día que el mánager me llamó a su oficina y me dijo ‘firma aquí, para tu contrato. Haz hecho el equipo de Grandes Ligas’. Yo no podía ni agarra el lápiz”, afirma.
Las palabras sobran cuando la satisfacción irradia por los poros. Y aunque a Erasmo Ramírez no se le hace difícil articular sus expresiones, su sonrisa a flor de labios, sitúa lo que dice en segundo plano.
“Estoy muy contento”, asegura mientras sonríe de nuevo. “Siento que he vivido un sueño. Me parece que fue ayer cuando me boleaba en mi natal Rivas y ahora vengo de las Grandes Ligas”, agrega el tirador.
Quizás llamar tirador a Erasmo podría ser inapropiado. Él pichea, no tira. Y aunque su velocidad ascendió mucho este año, su mayor fortaleza está en su cerebro y de ahí el entusiasmo sobre su futuro.
El muchacho de tan solo 22 años aterrizó anoche en el país, pero bajo su faja trae su primera experiencia en las Mayores. Récord de 1-3 y 3.36, tras 16 juegos, con 47 hits y 48 ponches en 59 entradas.
“Gané mucha experiencia. Las propias lesiones que me impidieron lanzar más, también me enseñaron que debo trabajar más y administrar mejor mis recursos”, señala Erasmo, acompañado de sus padres en el Aeropuerto Sandino.
Ahora viene dos semanas de vacaciones para Ramírez y luego planea integrarse a la Selección Nacional que irá a la eliminatoria hacia el Clásico Mundial del Beisbol, en noviembre en Panamá.
“Yo voy a esperar que se me indique desde Seattle que ya estoy autorizado para lanzar y entonces lo haré. Ellos me dijeron que no pierda la condición física y en eso voy a trabajar duro”, aseguró.
Ramírez hice un recuerdo por el periplo que pasó desde su aterrizaje en el equipo grande, su viaje por Japón para el inicio de temporada, su debut ante los Rangers en abril y su rehabilitación.
“Aprendí un mundo. Recuerdo bien el día que el mánager me llamó a su oficina y me dijo ‘firma aquí, para tu contrato. Haz hecho el equipo de Grandes Ligas’. Yo no podía ni agarra el lápiz”, afirma.
Pero a medida que el año avanzó se puso más firme y su futuro está preñado de porvenir.
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