“Tengo la esperanza de que a mi hijo lo halle vivo. Yo quisiera un rencuentro, un milagro, que Dios me lo ponga en el camino”, ruega Carmen Lucía Cuarezma, quien partió el viernes 12 de octubre en la caravana que salió de Chinandega hacia Guatemala.
La mayor parte del tiempo ella ha mostrado el retrato de su hijo Álvaro Guadamuz Cuarezma, de quien no sabe nada.
Cuarezma es una de las 12 nicaragüenses con parientes migrantes desaparecidos que participa en la caravana junto con madres de Guatemala y Honduras. Al final son 12 y no 13 quienes viajaron de Nicaragua rumbo a México, pues una de las que integraría la caravana al final no pudo llegar. También por primera vez en el grupo viajan no solo madres con hijos migrantes desaparecidos, sino también otros parientes.
La historia de Cuarezma es similar a la de otros integrantes de la caravana. Sin embargo, ella viajó desde Costa Rica, donde reside, para unirse al grupo de nicaragüenses en esta búsqueda de sus parientes.
ORGANISMOS QUE APOYAN
La presencia de las delegaciones de Nicaragua y Honduras que ayer pernoctaron en Guatemala, para luego integrar la caravana centroamericana de búsqueda de migrantes desaparecidos en México, sirvió a las organizaciones defensoras de migrantes para demandar la creación de mecanismos efectivos que permitan a las familias de los desaparecidos ejercer efectivamente su derecho a la verdad y a la justicia.
A través de un comunicado las diferentes organizaciones que apoyan la caravana de migrantes, como la Universidad Rafael Landívar, la Mesa Nacional para las Migraciones, Servicio Jesuita para Migrantes, la Pastoral de la Movilidad Humana y el Instituto de Investigaciones y Gerencia Política, emitieron un comunicado a través del cual señalan que aunque en México no hay cifras claras sobre migrantes desaparecidos la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en ese país, ha reportado en los últimos meses veinte mil secuestros de migrantes.
“Las personas migrantes desaparecen en su tránsito hacia los Estados Unidos de América, y las familias que viven en Centroamérica —en su mayoría madres y esposas, hijos e hijas— sufren ante la posibilidad de incidir para la búsqueda e investigación, debido a que no viven en México y que no existen mecanismos coordinados entre los países involucrados en el proceso de la migración”, señala el comunicado.
El padre Juan Luis Carvajal, a cargo de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Guatemala, dijo que conocen que son cientos de personas migrantes no localizados, aunque el total se desconoce. “Hay un subregistro”, dijo el sacerdote tras señalar que tienen 150 casos registrados, pero la cantidad puede ser mayor.
MASACRE DE TAMAULIPA
Flora Reynoso, de la Defensoría de la Procuraduría de Derechos Humanos en Guatemala, dijo que desde 2010 contabilizan alrededor de 200 guatemaltecos desaparecidos.
La mayoría de desaparecidos desde esa fecha fueron ubicados en la masacre de Tamaulipas, de agosto del año pasado y otros podrían estar en fosas comunes que han sido descubiertas entre abril y mayo del presente año.
El padre Carvajal también dijo conocer que hay “miles de cuerpos no identificados en Estados Unidos en algunas morgues, incluidos de (migrantes de) Nicaragua, El Salvador, Guatemala y de algunos cubanos porque ha aumentado el flujo migratorio de personas cubanas en busca de protección de Estados Unidos, México o Canadá”.
“Queremos también que este sea un grito para unificar esfuerzos, tener una base de datos, identificar dónde está pasando esta situación de dolor, en dónde están perdiendo la vida; sabemos que hay mucha violencia. México se ha convertido en un cementerio para las personas migrantes, hay cientos de tumbas ‘XX’ y el nombre de las personas migrantes no es ‘XX’, ellas tienen sus nombres, su origen, su cultura, su familia que está esperando y rezando por ellas”, sostuvo el padre Carvajal.
Ver en la versión impresa las páginas: 1 A ,3 A