La vida, una rica experiencia

Ledia Gutiérrez

La vida es un andar sin detenerse. Se trata de nacer, crecer y desarrollarnos; son etapas que pasamos y cada una de ellas tiene sus características.

Nacemos y dependemos de todo, especialmente de los papás o tutores. Poco a poco pasamos a adquirir libertad para sostenernos sobre nuestros pies.

Un claro ejemplo es cuando se es un niño, tenemos la facilidad de agarrarnos de alguien con toda libertad, como es el caso de la educación y/o formación que requerimos de los adultos para que nos orienten y permitirnos conocer el mundo para que en su descubrir gocemos de la experiencia maravillosa de todo cuanto implica esta etapa.

Cuando empezamos a vivir por sí solos los retos, estamos en una etapa de adolescencia, momento donde hay grandes cambios como disfrutar de opinar, elegir, practicar, errar y llegar a definir las metas que siendo adultos vamos a compartir con otros compañeros, colegas, amores, ilusiones.

Claro está, que todo esto con un poco más de conciencia y racionalidad para luego al llegar a la vejez y volver a depender de los demás en muchos de los casos.

Todo este largo transitar requiere de personas que nos acompañen pues nunca seremos totalmente libres e independientes.

Siempre requerimos de personas con capacidad de comprender al niño que se equivoca en su aprender, del adolescente que quiere un nuevo mundo, del adulto que construye una sociedad y de la ancianidad que amerita un espacio, lleno de respeto, solidaridad y comprensión.

Los espero en mi nuevo correo: [email protected]

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