Lucydalia Baca Castellón
En su permanente búsqueda del camino hacia el desarrollo, Nicaragua ha encontrado en la actividad turística uno de los mayores potenciales que le permitirían, junto con otras actividades productivas, dar ese salto de calidad.
El creciente dinamismo que la actividad turística ha registrado en los últimos años, sin embargo, conlleva una serie de riesgos y amenazas que demandan políticas gubernamentales claras, el apoyo directo de los empresarios involucrados turísticos y la colaboración indirecta de toda la población.
“Las amenazas que enfrenta el desarrollo del turismo en Nicaragua es que puede ser un desarrollo descontrolado, excesivo y demasiado veloz. Hay que trabajar para que eso no ocurra y sobre todo para que tengamos la demanda del tipo de turistas que queremos tener”, enfatiza Mario Salinas, presidente ejecutivo del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur).
CRECIMIENTO DESCONTROLADO
Según el funcionario, no se debe permitir que el desarrollo del turismo sea a costa del deterioro de la naturaleza y la desnaturalización de la cultura. Por el contrario, el crecimiento de la actividad debe servir para conservar los recursos naturales, y elevar el nivel cultural y económico de la población.
El estudio les permitirá a las empresas conocer el impacto de su trabajo hacia la comunidad donde están ubicados, las áreas donde pueden mejorar en relación con el impacto ambiental y empresarial. Rainforest Alliance no otorga certificación, pero el programa de verificación ha sido reconocido por el Consejo Global de Turismo Sostenible.
Los empresarios con más del setenta por ciento de la verificación obtienen la marca de verificación Rainforest Alliance en reconocimiento a las buenas prácticas.
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“Tenemos que preservar la naturaleza, preservar nuestra cultura para no ser una oferta anónima a nivel internacional. Debemos poner a la luz de los visitantes de todo el mundo el desarrollo local, nuestras comunidades indígenas, nuestra cultura, nuestra gastronomía, nuestra música. La autenticidad de la cultura, la autenticidad de ser nicaragüense”, asegura Salinas.
La preservación de estas condiciones garantiza la sostenibilidad del turismo, es decir el desarrollo que no pone en riesgo el futuro de los recursos sobre los que se basa y que debe tener tres características. Primero ser cuidadoso con el medioambiente, pero sin limitarse a la naturaleza, sino yendo más allá, respetar sobre todo los espacios culturales. Las ciudades, los pueblos, los espacios donde viven los seres humanos son el primer entorno que se debe respetar.
La segunda condición es incorporar a las comunidades locales a los beneficios del desarrollo y la tercera es que las dos primeras generen condiciones de rentabilidad, porque si el desarrollo turístico no es rentable no puede ser sostenible, explica Víctor Chalé, director de tecnología del Centro de Estudios Superiores en Turismo (Cestur), de la Secretaría de Turismo de (Sectur) de México.
Según Chalé, quien participó ayer en el II Congreso Internacional de Turismo: Desarrollo Local y Responsabilidad Social de las Empresas Turísticas en la Universidad Centroamericana (UCA), un beneficio adicional que otorga la preservación y respeto del medioambiente y la cultura local es que ambos se convierten en un atractivo adicional para el visitante.
“Los turistas prefieren este tipo de destinos donde pueden tener un mayor contacto con la naturaleza y la cultura local, donde hasta la arquitectura tradicional es preservada”, afirma.
ATRAPA AL TURISTA
Señala que este nuevo concepto de turismo le permite a los “empresarios y comunidades locales empezar a recuperar sus espacios”.
Si un turista se encuentra con un sitio limpio, verde y preservado, entonces esto es un punto a favor de los que ofrecen servicios turísticos. “Porque si están más contentos, se quedan más tiempo y si se quedan más tiempo seguramente van a gastar más dinero y esa es la esencia de lo que estamos buscando”, asevera Chalé.
Para Chalé la importancia de garantizar la sostenibilidad del turismo tanto en Nicaragua como en el resto de la región, es que el desarrollo de la actividad está basado en recursos dados por la naturaleza o por herencia generacional o cultural, por tanto no pueden ser regenerados. “De tal manera que si acabamos con ellos en el futuro no vamos a tener que ofrecerle a los turistas”, sostiene.
Garantizar la sostenibilidad del turismo depende de la voluntad y la decisión de todos los involucrados, indica Salinas. Considera que desde el Gobierno se ha avanzado en la definición de una política nacional que tiene muy claro cuáles son sus objetivos. Pero obviamente, también se requiere de la responsabilidad social de los empresarios turísticos.
“Esta responsabilidad social debe convertirse en una realidad. Ellos deben destinar recursos y esfuerzos. También es fundamental que involucremos a las poblaciones en el desarrollo del turismo, que no se queden al margen, que todos seamos protagonistas. Solo así el turismo servirá como elemento para elevar el nivel cultural y económico de la población y nos permitirá dar el salto de calidad”, indica Salinas.
LA ACADEMIA DEBE APORTAR
Chalé y Salinas coinciden en que la academia debe aportar garantizando la adecuada preparación de los futuros empresarios y la fuerza laboral del sector. Como un primer paso para este aporte la UCA, junto a la Asociación Nicaragüense de Tour Operadoras (Antur) y la Asociación de Pequeños Hoteles de Nicaragua (Hopen) impulsaron el congreso antes mencionado.
El Intur además negocia con otras casas de estudios superiores la apertura de una maestría en desarrollo turístico y enlaces con universidades extranjeras que permitan el intercambio de especialista en el tema.
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