Bogotá/EFE
“Su inclusión es un golpe político de opinión pública en la Unión Europea, donde había corrido la versión de que las FARC la tenían a la fuerza o secuestrada”, expresó Ariel Ávila, analista de la Corporación Nuevo Arco Iris.
Medios locales señalaron que su nominación creó malestar en el gobierno y que sus desplazamientos pueden resultar complicado por una acusación de EE. UU., por el secuestro de tres contratistas estadounidenses entre 2003 y 2008.
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El equipo negociador del Gobierno colombiano salió ayer del país a las 3:30 de la tarde hacia Noruega, y el equipo de las FARC lo hizo desde La Habana, para iniciar mañana las negociaciones que buscan la paz “estable y duradera” tras medio siglo de conflicto armado.
El proceso tuvo un atraso de un día por razones logísticas, como anunciaron ayer las partes en un comunicado conjunto. El líder máximo de la guerrilla, alias “Timochenko”, citó el lunes en una entrevista un retraso por parte de las autoridades judiciales para levantar las órdenes de captura contra los delegados de las FARC, que según confirmó la Interpol ayer, ya quedaron suspendidas.
El líder negociador del Gobierno, el exvicepresidente Humberto de la Calle matizó que el sentimiento de la delegación del Gobierno es de “esperanza” y “optimismo moderado”, pues aunque no quiere crear falsas expectativas, “hay elementos estructurales que permiten abrigar la esperanza en la idea de que volveremos con buenas noticias para Colombia”.
De la Calle explicó que el encuentro con las FARC constará de dos momentos claves: una reunión a puerta cerrada hoy y una rueda de prensa mañana en la que darán por comenzada la segunda fase del proceso de paz.
Señaló que “no es una negociación tradicional, no se trata de que el Estado entregue una serie de competencias suyas a cambio de las ideas de las FARC”, lo cual consideró que no sería “digno”. Dejó claro que “no habrá despeje (desmilitarización) ni cese de operaciones”, como en otros intentos de paz.
Luego, iniciará una tercera fase, “que es la de implementación de las obligaciones que contraigan las partes y simultáneamente el proceso de desmovilización de la guerrilla con el propósito de que se convierta en una fuerza política para aclimatar la paz duradera y estable en Colombia”, dijo De La Calle.
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