La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) celebró a fines de la semana pasada y comienzos de la presente, en Sao Paulo, Brasil, su 68 Asamblea General, en la cual se examinó la situación actual de la prensa en las Américas.
Nicaragua estuvo representada en esta asamblea general de la SIP, por medio de las delegaciones de LA PRENSA y El Nuevo Diario, las cuales dieron a conocer la situación de la libertad de prensa en el país bajo el régimen de Daniel Ortega, un gobernante afín a los regímenes autoritarios de América Latina que son hostiles a la libertad de prensa y a la labor de los medios de comunicación social y los periodistas independientes.
Precisamente la 68 Asamblea General de la SIP centró su atención principal en aquellos países donde el periodismo independiente se ejerce en un ambiente de hostilidad, sometido a restricciones de toda clase; porque son países dominados por regímenes populistas que sienten y demuestran una particular animadversión hacia la libertad de prensa, tanto por vocación dictatorial como porque sin duda tienen mucho que ocultarle a sus pueblos. Tales son los casos de Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Argentina inclusive.
Cabe mencionar que el rol de la SIP en la defensa de la libertad de prensa se ha vuelto más relevante en la actualidad, cuando los gobiernos autoritarios de la región están atacando a fondo al sistema interamericano de defensa de los derechos humanos, que es la única rama de la Organización de Estados Americanos (OEA) que ha funcionado con eficacia al no depender directamente de los gobiernos miembros de esa organización. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha defendido con firmeza la libertad de prensa y por eso mismo los gobiernos autoritarios quieren eliminarla, o pretenden sustituirla con un nuevo organismo subordinado a ellos, o se retiran de su jurisdicción como ha decidido hacerlo el régimen venezolano de Hugo Chávez. De manera que en estas circunstancias cobran más importancia las organizaciones no gubernamentales defensoras de la libertad de prensa, como es el caso de la SIP.
La SIP, desde que se transformó en los años cincuenta del siglo pasado en un organismo independiente de los gobiernos y asumió la defensa vigorosa de la libertad de prensa como su misión primordial, siempre se pronunció en defensa de la libertad de expresión en Nicaragua; pronunciamiento que se hizo más consistente a partir de que LA PRENSA y personalmente el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, se incorporaron a esa prestigiosa organización hemisférica de la prensa libre.
La SIP fue solidaria con la prensa independiente de Nicaragua en tiempos de la dictadura somocista de derecha. Lo fue también durante la dictadura sandinista de izquierda de los años ochenta. Y lo sigue siendo ahora, en las condiciones de la neodictadura de Daniel Ortega, pues como se dijo en la 68 Asamblea General de la SIP, el populismo con tendencia autoritaria es la mayor amenaza a la libertad de prensa y a la libertad de expresión.
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