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Las dos mitades

Ernesto Marín

Fue un domingo de sorpresas y esperanzas, la cercanía política y geográfica con Venezuela nos movilizó para captar los primeros y los últimos acontecimientos que se desarrollaban con motivo de las elecciones presidenciales, un David y Goliat, el gato y el ratón, el tiburón y el pescadito. Medio mundo en actividad donde nuestro país sería afectado positiva o negativamente como consecuencia de las exóticas alianzas, tratados y conveniencias entre los débiles y los poderosos. El eterno y constante octogenario de La Habana y los centenarios despojos de Marx y Engel que descansan en sendas criptas de un cementerio de Londres estaban a la expectativa en la cuna del capitalismo mundial y de su principal mentor Adán Smith.

El sexenio de Chávez llegaba a su fin, este reclamaba otro más para terminar de construir su célebre socialismo coreado de sus desencantados gritones. Un socialismo que nació muerto. Entendemos que en este período pos electoral la figuración, el peso político, y la presencia de Henrique Capriles, el “señor nada” o “don nadie” como denomina la ciega soberbia del truculento convertido presidente electo, a líder de la oposición. El líder de la oposición quien representa los seis millones y medio de venezolanos, la otra mitad de los electores, tamaña multitud que a partir del 7 de octubre sí formaron parte del peso específico de la opinión pública de la patria de Bolívar.

En la jerga gardeliana se decía que para bailar un tango se necesitan dos personas, la pareja, digamos un Capriles y un Chávez, un poder aunque no compartido sí controlado, supervisado, criticado y observado muy de cerca por la otra mitad. Porque representó y actuó en nombre de seis millones y medio de compatriotas como bien lo expresa el nuevo jefe de la oposición quien del 7 de octubre en adelante dejará de cargar los groseros apelativos de “nada de nada” y de “majunche”, “poca cosa” que traducido a la jerga nicaragüense significan un cualquier don nadie. Todos los cargos públicos que Henrique Capriles ha ostentado en su país han llegado por el honorable camino del sufragio popular, un bautismo de altura.

Concejal, alcalde, diputado, presidente de la Cámara de Diputados y gobernador del Estado de Miranda. Civilista convencido en cuyo diccionario no aparecen los halagos de la demagogia y mucho menos los delirios del poder a ultranza.

Todos los recursos de un Estado cubierto de oro y su poder absoluto alimentados por el ávido apetito de los chavitas cultivado desde hace décadas en sus tácticas conspirativas, frente a un balbuceante, como ellos creían al hombre que activó desmesuradamente e hizo despertar los valores humanos y sus sagrados derechos en una formidable avalancha que hizo parpadear al risueño y desconfiado comandante. La oposición había despertado, el futuro ahí está, Capriles ahí está. Sus movimientos va a superar los grandes errores de políticas obsoletas, ideologías obsoletas, que quitan al que más tiene para engordar bolsillos vacíos, nuevos bolsillos con el nombre de una espuria justicia social inventada por ellos mismos para favorecer a ellos mismos.

No dejamos de recordar un pensamiento de más de dos siglos. Lord Acton político británico nos recuerda: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, sabias verdades de eterna actualidad.  

El autor fue embajador de Nicaragua en Alemania y Suiza

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